lunes, 8 de abril de 2013

Attila (VIII). Dúo Foresto y Odabella: melodías irresistibles, canto puro y estructura bien clara. ¿Qué más?

Entra Foresto, quien rechaza el abrazo que le da Odabella porque ésta está conviviendo con el asesino de su propio padre (se ha ido a acompañar a Attila). Ella le recuerda la historia bíblica de Judith, que en similares circunstancias salvó Israel. Foresto admite que está poniendo muchas pegas y accede a abrazar a Odabella.

No os perdáis de vista este dúo, con una estructura cerrada y perfecta, unas frases que dan juego a la expresión de los cantantes y la orquesta, unas melodías irresistibles y tentadoras que entran a la primera (como en todo el Attila), y una cabaletta que impulsa una fuerza a la pareja que debe contagiar a su vez al público.


Cheryl Studer con Kaludi Kaludov, quien no huele a Verdi, con Muti dirigiendo en La Scala.

Cristina Deutekom con Carlo Bergonzi, dirigiendo Gardelli. Merece la pena por las frases de Bergonzi, que el tenor anterior no es capaz de articular de forma tan magistral como el de Busseto. No se le puede sacar más brillo a Foresto.

http://www.youtube.com/watch?v=yR7wq-1FBjA

Attila (VII). Aria de Odabella, que no tiene nada que ver con la del Prólogo.

En las afueras de Aquileia, dirección Roma, donde Attila ha montado su campamento, Odabella recuerda a Foresto y a su padre. 

Muy distinta es esta aria del Acto I de la del Prólogo. Es reflexiva, nocturna, serena, melancólica, da otra imagen de Odabella. Lo que aumenta la dificultad del papel, ya que no sólo se requiere potencia, metal y coloratura sino también destreza y estilo para las partes más líricas. Un completo.


1. Cheryl Studer, con Muti dirigiendo.

                                                 2. Dimitra Theodossiou