sábado, 3 de agosto de 2013

La Traviata (XVI). Addio del passato, bei sogni ridenti (II).

Sopranos de los 80 en adelante.

Carnal, seductora, frágil, mortecina, firme, contradictoria, todo lo reúne Anita Netrebko en esta sublime interpretación del aria del Acto III.


La carrera de Gheorghiou, al igual que la de Netrebko, queda marcada por Traviata, y con razón

Fleming, siempre señora y glamourosa, salvo la lectura de la carta donde comete algún exceso.

Rancatore, que hasta hace nada ha tenido un gran éxito en Madrid con este para ella nuevo papel.



Devia, con 60 años, está de lujo.


Y un toque español.

La Traviata (XV). Addio del passato, bei sogni ridenti.

Una de las arias para soprano más logradas es la que hoy os traigo: Addio del passato. Comienza a modo de recitativo con la lectura de la carta que Giorgio Germont le envía (explicada en el siguiente comentario), lo que nos recuerda por ejemplo a Lady Macbeth, pero sólo por la lectura de la carta, ojo, que la Macbeth es el demonio con cuerpo. 

El acompañamiento orquestal es mínimo, un oboe, algo de apoyo por las cuerdas y poco más, muy leve porque se trata de un aria muy íntima, desoladora. 

En esta entrada van las sopranos de otros tiempos (con la salvedad del primer vídeo, que no es el aria), y en el siguiente las más cercanas, incluso algunas actuales.



Escuchar desde 3.55.



Maria Callas y Violetta Valéry son la misma persona. Cada frase, cada nota, perfectamente calculada, con un alma más allá de lo teatral y lo musical. Probablemente Verdi desde el cielo dirá "Esto es así, así es como yo lo quise". ¿No parece que compusiera Traviata pensando en ella?

Muchos argumentarán que la Caballé sólo pretende cantar bonito y que se olvida de la interpretación. Pues yo no lo creo en parte. Algo de alma tiene, pues por color vocal puede ser perfectamente una de las grandes Violettas. Si bien la Callas en el tema expresivo es imbatible, la Caballé enfoca esa interpretación de otra manera, modulando, acentuando las frases precisas, recreándose en sus tiernos pianissimi. Para el día a día me quedo con Caballé antes que con Callas.



La australiana interpreta también a su manera, con su voz y su técnica. La dicción es borrosa y molesta pero su timbre vulnerable, si dejamos de mirar la pantalla, nos refleja brillantemente la enfermedad de Violetta.


Scotto, que da lecciones de escena, como gran artista que ha sido (ya no canta). Muti vigila.




Por personalidad y por el dominio de la Callas (aquí), a la Tebaldi no se la asociaba con Violetta, una cortesana desgraciada por su amor a Alfredo. Pero cómo canta! Al final exagera un poco y no queda muy bien, pero la labor global es de quilates.

La Traviata (XIV). Preludio del Acto III. La luz se apaga.

La enfermedad, el dolor, la angustia y la soledad de Violetta se reflejan a la perfección, como ninguno otro lo habría hecho, en este Preludio del Acto III, que comienza de manera parecida al del I pero en lugar de ir al tono mayor del "Amami Alfredo" con el pum pum de los metales, tiende más al menor, o a un mayor que puede llamar a una esperanza frustrada, un quiero y no puedo, de Violetta, cuya luz se va apagando.


Solti

                                       Toscanini, que a pesar de su apellido dirigió mucho Tosca

                                                                            Karajan