domingo, 16 de junio de 2013

Rigoletto (VII). El Duque aparece por sorpresa.

Sale el bufón de la casa y entra en escena el señor que se escondía dentro de la casa. Sin la colaboración de Giovanna, la doncella, no hubiera sido posible esa intrusión para ver a Gilda. 

El Duque y Gilda se conocían de vista. Se vieron en la iglesia, único lugar que Gilda visitaba por órdenes de su padre. Ahora se dice que se liga en las bibliotecas, antes parece que la costumbre era hacerlo en Misa, o al menos es lo que pasó entre estos dos. El Duque la siguió hasta su casa y fue allí donde se sorprendió al comprobar que era la hija de Rigoletto. Se presenta como un estudiante, pobre, humilde, con el nombre de Gualtier Maldé. Introducirse como el Duque de Mantua quizá habría alejado a Gilda por su juventud y su corriente rango social (de ella). 

EL Duque le canta lo de "È il sol dell'anima..." que la enloquece (a quién no cautiva una melodía y unos versos tan bellos). Y aquí interactúan, como se dice modernamente, en un dúo delicioso, rematado con una cabaletta animadísima en la que se despiden momentáneamente con "Addio addio, speranza ed anima", a veces coronada con un Re bemol agudo, si soprano y tenor lo alcanzan. Fue uno de los fragmentos primeros que escuché de Rigoletto y me enganchó definitivamente a esta ópera, antes de saber lo que era una cabaletta, un tenor ligero o una soprano de coloratura. Estas cosas se van aprendiendo después con el tiempo, pero siempre hay un elemento de enganche que te deja boquiabierto.

1. Pavarotti y Sutherland, a mi juicio la mejor pareja operística para interpretar estos dos papeles. Fraseo y color irresistible el del tenor en È il sol dell'anima...radiante frescura y puerilidad (como tiene que ser en el primer Acto) la de la Sutherland, con un Reb sólido, imbatible. Hasta parece que es sencillo.

2. Kraus y Beverly Sills (que no Hills). Kraus, como Pavarotti, tuvo al Duque entre sus papeles más cantados, hasta el final de su carrera. Cumplidos los 60 años cantaba este juvenil personaje,  siempre pareciendo más fresco que otros colegas tenores de menor edad incluso. Kraus es más preciso y aristocrático, más perfeccionista que el de Módena (teniendo en cuenta que el italiano lo es también, estamos comparando a los del Olimpo). Sills tiene unas habilidades y repertorio similares a la Sutherland, es considerada una soprano de categoría, aunque para mi gusto su timbre no alcanza la belleza del de la australiana. También coronan con un Reb sensacional.


3. Juan Diego Flórez y Diana Damrau. Estos dos cantantes son estrellas hoy en día, y pasarán en mi opinión a la historia de la ópera. El primero ha cantado poco el papel por razones que explicaremos más adelante. Ella sí lo frecuenta. He tenido el privilegio de vérselo en NY hace 2 años con magníficos resultados. 


Y podría poner decenas más, geniales, quizá mejores que los que he mostrado hoy, es muy difícil elegir. Tenores como Bergonzi, Alagna, Domingo...o sopranos como Callas, Cotrubas, D'Angelo, Scotto, Rost...