sábado, 17 de agosto de 2013

I Vespri Siciliani (X). Gran ballet a la francesa.

Verdi se ve obligado a componer un ballet para el estreno de I Vespri en París, como toda ópera allí estrenada. Ya lo hizo con Macbeth pero de manera menos extensa. Aquí el maestro demuestra su exquisito gusto musical para integrar este magnífico ballet en la escena. Se divide en las 4 estaciones: invierno, primavera, verano y otoño.
Es una maravilla, lo digo yo que no soy un gran amante del ballet aunque me gusta bastante. 

Lamentablemente, es habitual suprimirlo sobre todo en Italia, para que se haga menos larga, aunque su eliminación resta cierto sentido a la trama.

De 1.35.00 a 2.16.10. Dirige Muti.

I Vespri Siciliani (IX). Discusiones de familia. Dúo barítono-tenor. ¡Munster!

Entra un oficial con Arrigo, detenido, le pregunta al gobernador el castigo a imponerle, y éste le absuelve para hablar tranquilamente con él. Le empieza por sugerir que ha habido relación y aprecio entre ellos para inmediatamente enseñarle la carta. Arrigo tarda en atar cabos, o no los quiere atar, y concluye, desesperado, que la consecuencia es perder a su amada Elena. Monforte se muestra más afable y conciliador, con una actitud muy distinta a Arrigo, que casi ni le mira y no atiende a razones. Incluso le insulta, lo que cabrea a Monforte en esa prodigiosa cabaletta.

Sin ser I Vespri una de mis favoritas de Verdi, contiene fragmentos excepcionales, de primera, de mi top ten, como este dúo paterno-filial que integra el canto con la expresión, las melodías, los colores, los tempi en un dúo redondo y compacto (como los CD). Si os acordáis de la obertura, toma la melodía principal del dúo, que aquí aparece dos veces: la primera iniciada por Monforte más serena, la última a modo de cabaletta tomada por Arrigo agresiva y desesperada. Ole Verdi.


IMPECABLES Plácido y Sherrill

La última parte del dúo con Zancanaro y Merritt.



De 1.19.50 a 1.30.20. Nucci y Armiliato con subtítulos en español. No les hace falta escenografía para que sus interpretaciones cautiven.

Queso francés intenso y potente como la escena que nos acompaña, un pasta blanda auténtico, es el Munster

I Vespri Siciliani (VIII). Monforte quiere recuperar a su hijo. Va de barítonos.

En una escena de lo más íntima, Monforte recuerda aquella joven siciliana a la que raptó, quien después le escribió una carta justo antes de morir comentándole que la dejó preñá, y ese hijo es precisamente Arrigo.  Está rodeado de lujos, sí, pero añora a su hijo y quiere recuperarlo (como Juncal aunque con algo más de sinceridad). Casualidad es que lea precisamente la carta en ese momento y no lo supiera antes.  Escena íntima, decía, porque se encuentra sólo en sus aposentos y aparece el lado más paternal de este en principio cruel y despótico personaje. Con esta aria, si el barítono es bueno, probablemente se haya ganado la popularidad del espectador. 

Monforte es otro de los grandes papeles de padre "alla verdiana", siguiendo la estela de Nabucco, Foscari o Rigoletto, con unas exigencias vocales similares y algunos sentimientos comunes, quizá complicados por lo contradictorios que pueden resultar, ¡y es que el romanticismo es eso! Monforte debe ser un caballero, no un simple tirano, con empaque, brillo, solera.





Sherrill Milnes, en uno de sus mejores roles, en el que se puede lucir a lo grande.


Zancanaro, a las ópdenes de Muti, también es referencia para Monforte, especialmente en el carácter autoritario que le imprime combinándolo con la vis paternal de manera prodigiosa.



Bruson, uno de los mejores fraseadores que ha dado la lírica italiana, no podía faltar en este selección.



De 1.09.15 a 1.19.00. Nucci, con subtítulos en español. Con sus virtudes y defectos, es una gozada escucharlo y verlo en teatro, es un oasis en medio del desierto operístico verdiano hoy.