sábado, 28 de septiembre de 2013

23ª La Forza del Destino (1862/1869). Retrato romántico sevillano: pueblo y aristocracia. Ópera de mala suerte.

La Forza del Destino es un melodrama en 4 actos con libreto de Francesco Maria Piave, a partir del drama del Duque de Rivas "Don Álvaro o la fuerza del sino".

Fue estrenada con éxito en San Petesburgo el 10 de noviembre de 1862, aunque sufrió una importante revisión tanto argumental como musical, la cual se estrenó en La Scala el 27 de febrero de 1869 y es la que hoy siempre se representa.

Si hay alguna ópera verdiana que dé mal fario es Forza, y es que no fue fácil sacarla adelante. 

- Piave, el libretista, sufrió poco después de finalizar el libretto una apoplejía, muriendo en 1876. 

- Verdi tuvo que acudir 2 veces a San Petersburgo porque la soprano inicial enfermó, y el estreno tuvo que ser cancelado ya que se negaba a sustituirla por otra. 

- Leonard Warren, uno de los más sensacionales barítonos de mediados del XX, falleció mientras cantaba "Urna fatale", el aria de Don Carlo di Vargas, en el Met de Nueva York en 1960.

No obstante, Forza goza de gran cariño por los aficionados verdianos, al mismo tiempo que es discutida por parte de la crítica. En efecto, se puede entender que existe descoordinación entre el mundo noble, íntimo, serio de la familia aristocrática protagonista junto con el Padre Guardiano (ya iremos viéndolo), y por otro lado el mundo popular, militar, festivo que parece que va a lo suyo. Este sector crítico valora como excelentes las escenas dramáticas de los protagonistas, tildando de simplonas y fuera de lugar las del pueblo, que paralizan la acción y no se integran según ellos con el argumento principal. Personalmente, enfoco esta tesis de otra manera, razonando esta pluralidad de ambientes con el contraste real que podría suceder en una ciudad de provincias, aunque como se puede comprobar Verdi no conocía Sevilla (donde la acción transcurre) porque la música que compone no huele a ella, si es que pretendía dibujar una estampa local.

Actualmente apenas se representa en teatro, no tanto por la superstición (algo esperemos que superado) sino por lo costoso de un montaje con numerosas escenas, coro de gran tamaño y destacadas intervenciones, y lo más importante, 6 cantantes, de los cuales 3 protagonistas, más otros que tienen más de una frase suelta en solitario. Como dije, siempre se monta la revisión de 1869, con la obertura ampliada, dúos de Leonora-Alvaro y Leonora-Padre Guardiano mejorados, el aria de Alvaro modificada (quitándole además la cabaletta) y un final con menos muertos.

La crítica entonces acogió mejor la reforma del 69 con la que el Maestro triunfó en la Scala 24 años depués de haberla abandonado porque el empresario dijo de Attila que era una ópera horrible. Una serie de factores (Verdi estaba algo aburrido en Génova, quería reencontrarse con viejas amistades, ver especialmente a su amiga Teresa Stolz -nunca se demostró si tenían una relación seria o no-, soprano que estrenó forza en Milán...) le empujaron a reconciliarse con Milán y por la puerta grande.


Más información, porque está sacada de aquí salvo mis opiniones, aquí http://jbgprada.blogspot.com.es/2008/10/la-forza-del-destino.html

Empezamos como siempre por la Obertura en este caso, una de las más vibrantes y poderosas de la obra verdiana si no la más. Observad lo que cambia la corta, que es la original de 1862, con respecto a la larga. 


La de 1862. ¿No parece que se queda a medias?


Muti con sus huestes de la orquesta de Philadelphia, brillando como siempre en una de sus óperas verdianas favoritas. La parte añadida levanta a cualquiera del asiento si es dirigida con esa precisión, limpieza y nervio como la de Muti.


Toscanini se vuelve loco y mete la obertura en 6.37 minutos, puede que un récord. Los tempi son exagerados, y ha subido un tono.