jueves, 26 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (XV). Fiesta de disfraces con final esperado.

Fiesta de disfraces (Ballo in Maschera - baile de máscaras) por todo lo alto en el Palacio del rey, al que acuden todos los invitados, cada uno con intereses diversos.

Renato encuentra por casualidad al pajecillo Oscar y le pregunta qué disfraz lleva Riccardo/Gustavo. Oscar, juguetón y fiel a su señor, dice que lo sabe pero que no se lo piensa decir (¡te chinchas, Renato!). El barítono da riendas a su inteligencia y comenta a Oscar que necesita urgentemente debatir asuntos públicos de vital importancia esa misma noche, y si no lo encuentra se puede producir algo grave, haciendo pensar a Oscar que sus jueguecitos del gato y el ratón podrían perjudicar a la propia esencia del Estado. El paje se siente culpable y le da un par de pistas sobre su vestimenta. Desde mi modesta opinión no debe ser tan complicado encontrar al Rey pues es una sala cerrada y con darse un par de vueltas se puede tener localizado (más en el caso de Pavarotti!), pero el libretto así lo quiso para dar más intriga al asunto.

Mientras Renato busca saboreando la miel en los labios a Riccardo para matarlo, Amelia por otro lado se acerca a él para advertirle de que su vida corre peligro, que huya inmediatamente. Riccardo no reconoce a Amelia ni por su voz (cosas veredes, querido Sancho), sino por su insistencia. Se descubre y ya renato lo tiene más que localizado. Caudno acaba el duettino y se despiden, Renato le dice que también se despide de él apuñalándolo sin piedad. 

Todos se estremecen, y Riccardo se explica desmintiendo todo mal pensamiento de Renato, pues Amelia es pura y no ha tenido ninguna relación sexual con ella. Incluso esa misma noche tenía intención de ascender a Renato para que se fuera con Amelia bien lejos, así podría olvidarla. Por un malentendido pasa todo este jaleo, y eso que Ulrica avisó esa misma semana pero se burlaron de su oficio.

Ésta es la concisión musical de Verdi, pues en escasos 15 minutos sucede este aluvión de acontecimientos, genialmente descritos por su música. La fiesta comienza con una orquesta a todo trapoal más puro estilo francés, con la esencial cancioncita festiva de Oscar, personaje muy denostado por algunos sectores que a mí en cambio me entusiasma. Duettino de Riccardo con Amelia con el típico acompañamiento galante de cuerdas, y al final concuerda todo en los diferentes momentos de la muerte de Riccardo. Pocos consiguen tal coherencia para relatar esta sucesión de hechos tan dispares sin descanso.


De 1.56.45 hasta el final.