domingo, 10 de noviembre de 2013

Aida (III). Más Celeste Aida (II)

Apenas frecuento grabaciones antes de los 50, pero hay que reconocer la belleza del canto de Pertile en uno de sus papeles más dominados.


Bjorling




De 5.00 a 10.30 (subt en español). Aquí Plácido, ya madurito, acorta el agudo del final y hace una variante grave.

Del Monaco

Aida (II). Radamés suspira por su celeste Aida. Aria.

Acto I. 

La acción transcurre en Egipto, en Menfis, durante la época dorada de los faraones, y Marietti pensaba siempre en Ramsés III, que reinó por el siglo XII a.C.

En una sala del palacio de Menfis, el Sacerdote Ramfis conversa con Radamés sobre la posible amenaza de los etíopes, que están que se sublevan. Ya ha consultado a la diosa Isis sobre el nombre del líder del ejército que luchará contra el invasor, y se dirige al faraón para comunicárselo.

Radamés, muy temerario por lo visto, desea ese puesto, no sólo por la gloria que le supondría sino también por la mano de su amada Aida, a la que en este aria le canta.

Radamés es un gran militar, noble, soñador, enamorado de Aida, pero vulnerable y con poco poder de decisión frente a lo que sucede en la ópera. En el aspecto vocal queremos un tenor spinto, con brillo y potencia, timbre cálido y dorado, latino, y al mismo tiempo gran fraseador, capaz de matizar y de dar sentido al personaje mediante el canto.

Celeste Aida es una de las arias más temidas por los tenores por diversos motivos: es la primera aria, prácticamente de inmediato al alzarse el telón, por lo que la voz aún no ha calentado del todo; hay que llegar al Sib agudo 3 veces, y por si fuera poco, la última frase (vicino al sooooool) hay que cantarla en pianissimo a pesar de que la tradición mande hacerlo en forte porque es menos arriesgado con la voz en frío y te llevas el aplauso. Es uno de los pocos ejemplos de arias solistas.

Corelli, siempre viril, nervioso, heroico, guerrero, es uno de los más preciados Radamés de la discografía. Acaba aquí en piano, a diferencia de sus colegas.


A Bergonzi le falta algo de brillo y metal, pero nadie le gana fraseando.

Muchos asociarán a Radamés con Pavarotti y no les falta razón

Allá por el año 2006 se levantó una enorme polvareda operística de carácter internacional por la interpretación del aria por Roberto Alagna, uno de los mejores tenores lírico-spinto de la actualidad, que por lo visto cantó tan mal el Celeste Aida que fue tremendamente abucheado en La Scala, a lo que como respuesta decidió marcharse. Entró inmediatamente el suplente vestido normal y se puso a cantar como si nada hubiera ocurrido. Claro, que habría que discutir aquí sobre la figura del abucheo, y si ese abucheo estaba o no justificado, y si realmente cantó mal, porque no veo yo ningún error tan grave en esta ejecución del aria. No tendría su mejor noche, el agudo de vicino al sol sale algo abierto, pero de ahí al abucheo creo que hay bastante distancia. Este comentario se lo dedico a Don Eugenio Olmedo, que me lo ha pedido, aunque sé que no va a estar de acuerdo conmigo y me parece magnífico.






24ª: Aida. Verdi oriental.

Aida es una ópera en 4 actos con libreto de Antonio Ghislanzoni, a partir de una idea del egiptólogo francés Marietti desarrollada por Verdi y Camile du Locle, estrenada en El Cairo el 24 de diciembre de 1871, y en La Scala en marzo de 1872.

Cada vez resultaba una tarea más ardua convencer a nuestro Maestro, que rozaba los 60 años y tenía la vida más que resuelta, para volver a componer una nueva ópera. Su producción musical disminuía desde Traviata de manera progresiva, y ya no componía una por año, ni cada dos, y raramente cada tres. Sólo le restaban 3 óperas, siendo las otras dos Otello y Falstaff, esta última con 80 años de edad.

Los empresarios y editores no cejaban en su empeño, y le brindaron una suculenta propuesta para la inauguración del Canal de Suez, pensando también en Wagner y en Gounod, los otros dos grandes del momento, aunque finalmente se decantaron por el italiano.

Verdi participó activamente en el propio libretto, con el egiptólogo Marietti y su nuevo libretista, Ghislanzoni, joven y destacado poeta, dócil y obediente al Maestro cuando le pedía toda clase de correcciones en el texto.

No estuvo exenta de incidentes, pues allá por 1870 estallaba la guerra franco-prusiana, y los decorados, almacenados en París, no podían salir de allí pues la capital francesa estaba sitiada, por lo que tuvo que producirse el estreno bastantes meses más tarde de lo previsto, al cual no acudió Verdi, quien no era muy aficionado a los viajes por mar (entonces no había Ryanair ni Vueling).

El estreno fue un completo éxito, como es sabido no faltó lujo en la puesta en escena, plagada de elefantes, instrumentos y trajes de metales preciosos para la ocasión...Un gran acontecimiento para la sociedad egipcia e internacional. Verdi mandó construir 6 instrumentos de fanfarria de 1,52 metros de longitud de forma recta y sin pistones, tres afinados en La y tres en Si, que pasaron a la historia como las "trompetas de Aida".

No exenta de sabor italiano, inevitable tratándose de Verdi, Aida ambienta el Egipto que Verdi, sin conocerlo, se imaginaba, en sus instrumentos, danzas, logrando el colorido exótico adecuado. Se documentó especialmente para ello y creó un Egipto atemporal, conectándolo con la realidad musical árabe en general. Como ejemplo podemos citar las danzas del acto I y el ambiente creado en todo el acto III, entre otros muchos.

Desaparecen las cabalettas y restan pocos números cerrados aunque sí arias y dúos pero entendidos de otra manera en su mayoría. Aida se concibe más como un continuo musical y dramático, tanto que algunos, injustificadamente, le acusaron de acercarse o "imitar" a Wagner, todo un despropósito y falta de criterio.

A pesar de que Aida se conoce popularmente por su dimensión más fastuosa del Acto II, no debemos llevarnos a engaño, porque en conjunto es una ópera intimista, que tiende más a la introspección de cada personaje, a los conflictos internos patria-amor y a las a veces agresivas discusiones entre personajes, reflejadas en 5 dúos de grandes dimensiones.

Aida es, pues, una de las óperas mejor perfiladas de Verdi, por su atractivo melodismo y originalidad musical, sin olvidar la influencia de la ópera francesa, tan de moda entonces, que la hizo tan popular desde el primer momento hasta hoy. Comparativamente se representa menos que hasta hace 4 décadas, quizá por las exigencias escénicas y vocales, que requerirían un mayor presupuesto si la ponemos al lado de Traviata o Rigoletto, no tan "caras" escénicamente.


Necesitamos una soprano lírico-spinto para Aida, una mezzo amplia y voluminosa para Amneris, un tenor lírico-spinto para Radamés, un barítono para Amonasro y dos bajos para Ramfis y el Rey de Egipto.

Preludio dirigido por James Levine, 1991.


La Obertura que Verdi compuso para su estreno en la Scala sin llevarse a cabo al final, hasta ser rescatada por Toscanini. Nunca se toca.




Cito la fuente principal: http://jbgprada.blogspot.com.es/search/label/AIDA