miércoles, 28 de agosto de 2013

Simon Boccanegra (IV). El dolor y el júbilo de Simón.

Simón y Fiesco se encuentran en la plaza, a lo que el primero aprovecha para pedirle perdón por las ofesnsas que le dirigió, pero Fiesco le perdonará solamente si le entrega a su nieta. Simón no puede hacerlo porque desde hace ya tiempo se encuentra en paradero desconocido, como se dice ahora.

Simón se dispone a entrar en el palacio de Fiesco, una vez éste se ha ido, para ver a su amada María, y lo que ve es el cadáver. 

Casualmente al regresar a la plaza se aproximaba una muchedumbre que lo aclamaba como nuevo dux, en el momento en que sentía un profundo dolor por la muerte de María.

Con un breve dúo-diálogo en el que no hay estructuras que se repitan, uniendo perfectamente música y texto, Verdi configura esta escena que acaba con una melodía más animada y popular, pues es el pueblo el que la canta lleno de júbilo.


De 17.30 a 27.30