sábado, 23 de febrero de 2013

Ernani (VI). Ernani evita por los pelos la boda Elvira-Silva

Música festiva para la boda de Elvira y Silva. El Rey ha propagado el rumor de que Ernani ha muerto (esto me suena a Nabucco) y por ello a Elvira no le queda otra que casarse con el anciano. Como era de esperar, aparece Ernani bien cubierto pidiendo alojamiento, y Silva, como no lo ha reconocido, piensa que acogerlo le traerá buena suerte al matrimonio. Ernani se quita la capucha y saca sus garras habituales maldiciendo contra todo lo que ve, salvo Elvira, claro está. Silva no da crédito, le han interrumpido su boda.
Se ve en la imperiosa necesidad de salir para organizar una buena defensa ante las amenazas del Rey.
Los amantes aprovechan ese ratico para aclararse unas cuantas cuestiones y...¡apenas hay un dúo de 3 minutos! Porque aparece Silva y monta en cólera al verlos abrazados. No hay en Ernani un señor dúo de tenor-soprano por las exigencias teatrales. Y es que Verdi no da una nota en balde, todo tiene un significado teatral que irá perfeccionando, si bien aquí diría que está más que consolidado.

Silva entra entonces, y construye otro trío del mismo estilo que el del Acto I con Ernani-Elvira-Rey Carlo.




Ernani (V). Aria de Silva y final del Acto I. ¡Idiazábal!

El cuarto en discordia necesita un aria para expresarse y Verdi se la da, en su afán de equilibrar y dar páginas de lucimiento a los 3 ó 4 personajes importantes.

Silva es el otro pretendiente de Elvira, un noble poderoso y anciano, que es tutor y amante de Elvira. Ante tanto alboroto en la habitación de ésta, aparece.

Manda arrestar al Rey y pide perdón cuando se da cuenta de quien es. El Rey se porta noblemente y comenta que Ernani es un caballero a su servicio. Muy débil tiene que ser la situación del Rey para que éste ponga excusas.

Samuel Ramey pone voz a Silva, con cabaletta incluida, la cual desgraciadamente suele cortarse.




Plácido como Ernani, Mirella Freni como Elvira (el papel "no es muy suyo"), Renato Bruson como Carlo y Nicolai Ghiaurov como Silva, dirigiendo Muti en la Scala allá por el 82. Está en DVD y en CD.

Para que os sea más breve, mejor escuchar a partir del minuto 3.00 porque antes está el aria de Silva, cantada mucho mejor y completa por Ramey. 

La inspiración verdiana continúa. Los contrastes son manifiestos en este soberbio final de acto. Empiezan a cantar sin orquesta, en pianissimo y en forte según los cantantes. Inmediatamente empieza una melodía más clara con cierto ritmo, combinando todas las voces. No es tarea fácil empastar las armonías en un final y que quede así de redondo. El coro aparece más como telón de fondo que como protagonista (caso de Nabucco).

Ernani estrena una nueva melodía (otra, y otra, y otra, a cual mejor que la anterior) furiosa, gerrera, acentuados estos adjetivos con el brío que Muti insufla a los intérpretes. 



Como Ernani es en realidad un pueblo vasco podría ser adecuado acompañarla con Idiazábal, queso ahumado y graso, declarado Patrimonio gastronómico europeo.