domingo, 26 de mayo de 2013

Luisa Miller (V). ¡Aquí es Troya!

En casa de Miller se escuchan ecos de gente celebrando una partida de caza. Allí Luisa espera a su amado, mientras que su padre le informa de su verdadera identidad, además de que se va a casar con la duquesa Federica. 

Llega Rodolfo justo a tiempo para reconocer que mintió en el nombre pero su amor por Luisa es sincero (o con cero), y que quiere casarse con ella.

A todo esto, aparece Walter con sus hombres, y ante ellos Rodolfo rechaza su futuro matrimonio con Federica. Walter toma medidas, arrestando a Luisa y a Miller (¡por qué, qué habrán hecho ellos!).

Entonces Rodolfo se acerca a su padre y al oído le amenaza con descubrir el secreto que oculta: cómo ha accedido al título de Conde. Walter sucumbe ante la amenaza y libera a Luisa.




Moffo, Bergonzi, MacNeil, Tozzi.


   Final de Acto con Scotto, Domingo, Milnes y Giaiotti. (subtítulos en español).                                      

Misma escena que la anterior con Caballé, Pavarotti, Zancanaro y Giaiotti. Esta tiene los 2 minutos finales que le faltan a la anterior. Y pensar que estas representaciones fueron en Oviedo en  1978, tal y como está la situación actual de los teatros españoles...

Luisa Miller (IV). Walter quiere casar a su hijo con Federica. Bajos, y dúo tenor-mezzo.

Wurm, con su definida estrategia, acude ahora a Walter, padre de Rodolfo, para informarle de la relación que tiene su hijo con Luisa. Walter se muestra decepcionado porque su intención es casarlo con la duquesa Federica, lo que supondría ascender social y económicamente.

Walter es el otro padre de esta ópera, con un papel algo más reducido que el de Miller, y con vocalidad de bajo, para también diferenciarlo de Miller. Tiene su aria propia, que es ésta.


1. Giorgio Tozzi

2. Michele Pertusi



Walter impone a Rodolfo casarse con Federica, y no le da tiempo a protestar porque inmediatamente ella aparece, que sí tiene interés en su matrimonio con Rodolfo, a lo que éste le responde que ama a otra mujer. Federica se marcha desconsolada.

Escena perfecta para un señor dúo tenor-mezzo. Federica debe ser mezzo para diferenciarse de Luisa, y tener un papel de "mala" o rival, aunque digo esto para que se me entienda mejor, porque la pobre no pretende hacer daño a nadie.

1. Bergonzi y Verrett. ¡Irresistibles!

Luisa Miller (III). Miller no se fía del amante de su hija. Duelo de barítonos.

Ante la llegada de Rodolfo (que se hace llamar Carlo) para pedir la mano de Luisa, aparece Wurm para decirle a Miller, padre de Luisa, que él estaba primero. Como es rechazado por Luisa, le revela al padre la verdadera identidad del tal Carlo: es Rodolfo, hijo del Conde Walter. Miller ve entonces justificada su preocupación, terreno perfecto para que Verdi nos regalara una hermosísima cabaletta (ah fu giusto il mio sospetto).

Miller es otra creación paternal verdiana. Nuestro compositor se mostró especialmente interesado por la figura del padre, definiéndola de manera distinta en cada ópera en la que aparece. La mayoría de las veces el padre verdiano es un barítono, para diferenciarlo del amante y apuesto tenor por un lado, y para imprimirle algo de autoridad, solera y profundidad, características que se asocian más fácilmente con una voz intermedia que con una aguda de tenor. Para un barítono, cantar un padre verdiano es toda una aspiración, puesto que son papeles clave dentro del repertorio operístico italiano: Nabucco, Foscari, Rigoletto, Monforte (I Vespri Siciliani), Boccanegra, por citar los más significativos, junto con Miller.

Los candidatos que os propongo son los que siguen:

1. Milnes, con ese timbre vocal tan bello y genialmente proyectado, hacia afuera, tierno y sensible al mismo tiempo, para mí se convierte en el Miller idóneo. Remata con un sólido agudo, como es habitual en él. Subt en español.

2. Cappuccilli. Quizá por el peor sonido sea más complicado apreciar lo que nos regala, si bien lo conocemos mucho en este blog.




3. Renato Bruson.



4. Corneil Macneil.