domingo, 29 de septiembre de 2013

La Forza del Destino (V). Procesión y Aria de Carlo. Preziosilla no se lo cree.

El sonido de tambores de Preziosilla se interrumpe por la procesión de los peregrinos que van al jubileo y como católicos que son, los clientes de la posada se unen a los rezos de manera íntima contrastándose con la fiesta precedente. Leonora sigue algo oculta pero no deja de rezar y cantar (tú sigue así que te van a pillar).

A continuación, Don Carlo aprovecha el Pisuerga y decide interrogar brevemente a los que rondaban por allí para que le informen sobre quién es el viajero desconocido que acompañaba a Trabuco (papel breve para tenor, arriero, que trata de ayudar a Leonora en la taberna, y algo socarrón aportando un toque cómico a Forza, como lo hará también Fra Melitone) y que no ha bajado a cenar sospechosamente. Trabuco lo esquiva sin soltar prenda. Ante las demandas de los huéspedes, Carlo cuenta su historia haciéndose pasar por un amigo suyo que la cuenta en 3ª persona.

Nadie se sabe de la pareja, pero la gente a la que ha preguntado le comenta que la mujer ha muerto y que el seductor indigno ha huido a América (qué concreto). Preziosilla no se cree un pelo de lo que dice. El Alcalde, para rebajar tensión, los manda a dormir, que ya está bien por hoy. 

Carlo es un barítono poderoso, vengativo, orgulloso, con malos sentimientos, monocorde y que no evoluciona. Quiere vengarse a toda costa de la muerte de su padre, sea en la Costa del Sol o la Costa Blanca. A diferencia de otros barítonos verdianos como Rigoletto, Foscari o Nabucco, en Carlo no hay conflicto interno, tiene todo muy clarito, lo que le resta interés como personaje aunque musicalmente se considera un barítono verdiano de primera, un miura bien bravo.



De 33.00 a 37.00. Price, Verrett, Merrill con ese coro y esa gran orquesta dirigida por Thomas Schippers en grabación de estudio aquí completa, año 1965.



De 33.00 a 44.00. Nucci es lo mejor del reparto y merece la pena escucharlo, así como la procesión que le antecede (salvo Price).

Como la cavatina es cortita vamos a escuchar unas cuantas versiones:

Bastianini, en escena.


Zancanaro, con Muti dirigiendo.


Milnes, con un apuntador muy preciso y un buen La natural como broche.

La Forza del Destino (IV). Preziosilla llama a la guerra contra los alemanes. Aria.

Acto II: Posada de Hornachuelos (Córdoba).

Poco antes de cenar, la gente intenta hacer tiempo en la posada, cantando, hablando y viendo algún baile. Entre los asistentes se encuentra el mismísimo Carlo di Vargas, hermano de Leonora e hijo, como es natural, de su padre. Carlo no está allí de casualidad, pues busca a su hermana para vengar la muerte de su padre (¡si la culpa no la tiene ella!), ya que piensa, quién sabrá por qué, que está por esa zona. Ella entra y lo ve sin que se diera cuenta por fortuna para Leonora, y se esconde donde buenamente puede. Va disfrazada de hombre.

Llega la gitana Preziosilla cuyo nombre lo dice, o debería decirlo todo. Anima la tarde a los hombres que por allí aparecen y se deja querer, pero esa noche anuncia que ha estallado la guerra en Italia contra los alemanes, y anima a los hombres para que se enrolen en el ejército si quieren ganer dinero y honor.

Preziosilla merece una mención distinguida, pues es un personaje mal valorado por buena parte de aficionados, normalmente no verdianos aunque alguno verdiano también, por su vulgaridad, poca integración en el drama de verdad, pero es un papel muy difícil vocalmente que debe ser cantado por una mezzo con agilidades. Por su estilo de echadora de cartas nos anuncia el ambiente creado por Bizet en Carmen una década después, y conecta por tanto con el género francés. Es cantinera y le pagar por reclutar soldados, por lo que debe aunar frescura y hospitalidad al mismo tiempo que coraje, valor y algo de belicismo. Sonos conscientes de su amor por los tambores, que los menciona en sus dos arias. ¿Me gusta el personaje de Preziosilla? Sí, qué pasa.


De 26.20 a 33.00. De nuevo repito, sólo lo pongo por la escena y los subtítulos (y la dirección y coro)

De 29.00 a 32.55. Shirley Verret, una de las más gloriosas Preziosillas grabadas. ¿La llegó a cantar en directo?

Simionato


Esto es lo que NO hay que hacer


La Forza del Destino (III). Álvaro entra desfogado en casa de los Vargas y ya muere el primero.

Arrebatado sube Don Alvaro por el balcón para huir juntos y casarse lo antes posible. Leonora, como vimos ayer, no está tan segura y prefiere posponer. Alvaro finge mosquearse ("que no me quieres, que nunca me haces caso...") logrando la decisión de Leonora de huir esa misma noche.

Con tanto alboroto y por la noche, los habitantes del castillo avisaron al Marqués de que alguien había entrado de manera poco ortodoxa, y naturalmente, el Marqués va en ropa de cama a la habitación de su hija a ver qué sucede. Se encuentra con lo que se encuentra, con el indigno en su propia casa, nada más y nada menos. Le insulta, le viene a decir que es un subalterno y un pobre desgraciado. Claro, Álvaro no se va a quedar quieto: saca una pistola para defenderse pero sin intención de disparar (eso se cuenta, pero las armas las carga el diablo como bien se dice). Ved en la escena de abajo lo que pasa, que no tiene desperdicio. A ver cómo se come eso.

La orquesta describe la entrada apoteósica y furtiva de Alvaro (a veces si el tenor es conocido el público le aplaude, cortando la tensión verdiana...), que da comienzo a un dúo con forma tradicional y contenido moderno, medio dialogado y cantado, con cabaletta potente al final cuando Leonora se decide. La entrada del Marqués interrumpe el dúo con la agresiva melodía qye encabeza la genial obertura.

Mario del Monaco y Renata Tebaldi. Gran pareja artística en los 50 con repertorio verdiano y verista.

Bergonzi y Price, en unas funciones americanas de gloria que me gustaría conseguir.

De 24 a 26.15. Sólo para que veáis la escena y el texto (el único DVD que he encontrado con subtítulos en español), porque salvo el tenor, los cantantes cometen un verdicidio. A la Price escuchadla en el de arriba, que es la Price de verdad.

La Forza del Destino (II). Leonora añora su casa con las maletas hechas, o sin ellas. Aria.

El Marqués de Calatrava, en su Palacio de Sevilla, da las buenas noches a su hija Leonora y se alegra de que se haya olvidado de aquel expatriado tan indigno. Eso es lo que él se cree, que se ha olvidado, porque cuando el Marqués desaparece ella espera a Alvaro, el expatriado, para huir con él, aunque no lo tiene tan claro lo de dejar patria y familia así a bote pronto. De ahí esta aria nostálgica dedespedida, íntima, con un chelo y algo de violines, muy serena aunque con dolor interior por abandonar su casa.

Leonora es una de los tres protagonistas, y se le encomienda a una soprano dramática con agilidad pues requiere potencia y cambios dinámicos. Aquí concretamente debe mostrar el conflicto entre el amor paterno y el de su amado Alvaro.


No somos pocos los que asociamos a Leonora de Forza con Renata Tebaldi, que parece que ha sido compuesta para ella. Rival eterna de Callas, aquí los callistas podrían admitir que la suya no gana de calle a la de Pésaro. Yo soy tebaldista, y aquí la pongo la primera. Frases tan dulces, mediterráneas y femeninas no vamos a encontrar por ahí...



Leontyne Price en 1964 se encuentra en un momento vocal apabullante, y su Leonora de Forza (también la de Trovatore, por supuesto) ha sido una de las más aplaudidas con razón, por su entrega interpretativa y vocal, la seguridad y morbidez de sus agudos, el terciopelo de su centro, su estilo verdiano aunque dicción mejorable...


De 8.25 a 16.00. Quede bien claro que adjunto este vídeo del Met del 84 porque tiene subtítulos en español, porque el reparto no es bueno, resultando un espanto el caso de la soprano, Leontyne Price, que no es agradable escucharla aquí porque no da una: agudos chillados, graves poco estéticos, todas las notas difusas y arrastradas, dicción imposible...Parece otra cantante 20 años después.

 No podíamos dejar fuera a Montse, que a pesar de que nunca grabara (grave error!!) a Leonora en estudio, nos ha dejado algunas muestras en vídeo deslumbrantes de finales de los 70, en pleno apogeo. Cómo nos cautivan sus pianissimi cristalinos e interminables. De 15.10 a 19.15.

¿Quizá algo agresiva y punzante de más esté aquí Callas?

sábado, 28 de septiembre de 2013

23ª La Forza del Destino (1862/1869). Retrato romántico sevillano: pueblo y aristocracia. Ópera de mala suerte.

La Forza del Destino es un melodrama en 4 actos con libreto de Francesco Maria Piave, a partir del drama del Duque de Rivas "Don Álvaro o la fuerza del sino".

Fue estrenada con éxito en San Petesburgo el 10 de noviembre de 1862, aunque sufrió una importante revisión tanto argumental como musical, la cual se estrenó en La Scala el 27 de febrero de 1869 y es la que hoy siempre se representa.

Si hay alguna ópera verdiana que dé mal fario es Forza, y es que no fue fácil sacarla adelante. 

- Piave, el libretista, sufrió poco después de finalizar el libretto una apoplejía, muriendo en 1876. 

- Verdi tuvo que acudir 2 veces a San Petersburgo porque la soprano inicial enfermó, y el estreno tuvo que ser cancelado ya que se negaba a sustituirla por otra. 

- Leonard Warren, uno de los más sensacionales barítonos de mediados del XX, falleció mientras cantaba "Urna fatale", el aria de Don Carlo di Vargas, en el Met de Nueva York en 1960.

No obstante, Forza goza de gran cariño por los aficionados verdianos, al mismo tiempo que es discutida por parte de la crítica. En efecto, se puede entender que existe descoordinación entre el mundo noble, íntimo, serio de la familia aristocrática protagonista junto con el Padre Guardiano (ya iremos viéndolo), y por otro lado el mundo popular, militar, festivo que parece que va a lo suyo. Este sector crítico valora como excelentes las escenas dramáticas de los protagonistas, tildando de simplonas y fuera de lugar las del pueblo, que paralizan la acción y no se integran según ellos con el argumento principal. Personalmente, enfoco esta tesis de otra manera, razonando esta pluralidad de ambientes con el contraste real que podría suceder en una ciudad de provincias, aunque como se puede comprobar Verdi no conocía Sevilla (donde la acción transcurre) porque la música que compone no huele a ella, si es que pretendía dibujar una estampa local.

Actualmente apenas se representa en teatro, no tanto por la superstición (algo esperemos que superado) sino por lo costoso de un montaje con numerosas escenas, coro de gran tamaño y destacadas intervenciones, y lo más importante, 6 cantantes, de los cuales 3 protagonistas, más otros que tienen más de una frase suelta en solitario. Como dije, siempre se monta la revisión de 1869, con la obertura ampliada, dúos de Leonora-Alvaro y Leonora-Padre Guardiano mejorados, el aria de Alvaro modificada (quitándole además la cabaletta) y un final con menos muertos.

La crítica entonces acogió mejor la reforma del 69 con la que el Maestro triunfó en la Scala 24 años depués de haberla abandonado porque el empresario dijo de Attila que era una ópera horrible. Una serie de factores (Verdi estaba algo aburrido en Génova, quería reencontrarse con viejas amistades, ver especialmente a su amiga Teresa Stolz -nunca se demostró si tenían una relación seria o no-, soprano que estrenó forza en Milán...) le empujaron a reconciliarse con Milán y por la puerta grande.


Más información, porque está sacada de aquí salvo mis opiniones, aquí http://jbgprada.blogspot.com.es/2008/10/la-forza-del-destino.html

Empezamos como siempre por la Obertura en este caso, una de las más vibrantes y poderosas de la obra verdiana si no la más. Observad lo que cambia la corta, que es la original de 1862, con respecto a la larga. 


La de 1862. ¿No parece que se queda a medias?


Muti con sus huestes de la orquesta de Philadelphia, brillando como siempre en una de sus óperas verdianas favoritas. La parte añadida levanta a cualquiera del asiento si es dirigida con esa precisión, limpieza y nervio como la de Muti.


Toscanini se vuelve loco y mete la obertura en 6.37 minutos, puede que un récord. Los tempi son exagerados, y ha subido un tono.


viernes, 27 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (XVI). Discografía recomendada.

A diferencia de I Vespri Siciliani, Ballo cuenta por fortuna (y Abanilla) con alta calidad y cantidad de discografía, entre las que destaco las siguientes:

1. Riccardo: Carlo Bergonzi
    Amelia: Leontyne Price
    Renato: Robert Merrill
    Oscar: Reni Grist
    Ulrica: Shirley Verrett
    Dirige Erich Leisendorf (1966). La batuta competente de Leisendorf es eso correcta, cumplidora, pero le faltan matices y ese gancho dramático que pide Ballo. El atractivo del reparto se encuentra sobre todo en la pareja protagonista y también en las otras dos voces femeninas. Ya he dicho bastante de Bergonzi, que parece que Verdi compuso el Riccardo para él, y lo mismo cabe decir de Price, que en esta grabación apenas percibimos sus vicios habituales. Merrill goza de un material vocal envidiable aunque monótono, anodino. Verrett se luce en su gran escena pudiéndose considerar como la mejor Ulrica grabada. Grist cumple todos los presupuestos que exige Oscar y alegra el conjunto. Sonido muy bueno.

2. R: Bergonzi
    A: Brigitt Nilsson
    R: Corneil MacNeil
    O: Stahlmann
    U: Giulietta Simionato
    Dirige Georg Solti (1962). Bergonzi está algo más genial 4 años antes, aunque acompañado de Nilsson, una soprano de tan excelente y arrolladora voz como fuera de lugar porque su estilo es más wagneriano que verdiano. MacNeil está soberbio, detallista, y Simionatto manifiesta su temperamento. Bien también Stahlmann. La batuta de Solti es oro puro. Sonido muy bueno.

3. R: Pavarotti
    A: Margaret Price
    R: Renato Bruson
    O: Katleen Battle
    U: Cristina Ludwig
    Dirige Solti (1985). Como he venido diciendo, Pavarotti también ha marcado un antes y un después con su Riccardo de gloria. Price (Margaret) tiene voz bella pero poco verdiana. Bruson está en su salsa, con una interpretación de muchos quilates. Battle siempre aporta frescura y juego. Ludwig no parece que se encuentre del todo cómoda como Ulrica. Solti está más que inspirado en esta grabación, que podría estar perfectamente en primer lugar. Sonido excelente.

4. R: Plácido Domingo
    A: Martina Arroyo
    R: Piero Cappuccilli
    O: Grist
    U: Fiorenza Cossotto.
    Dirige Riccardo Muti (1975). Plácido seduce en su extrovertido Riccardo, cálido y en un buen momento vocal. Arroyo frasea como pocas, dando lecciones de estilo verdiano. Cappuccilli, con buenos medios, puede ser algo monocorde comparado con Bruson. Grist bastante bien, igual que Cossotto. Muti perfila una dirección juvenil, fogosa, teatral, dinámica aunque se le puede reprochar poca experiencia con las voces en aquel momento.

Hay muchas más, de entre las que conozco éstas son las mejores.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (XV). Fiesta de disfraces con final esperado.

Fiesta de disfraces (Ballo in Maschera - baile de máscaras) por todo lo alto en el Palacio del rey, al que acuden todos los invitados, cada uno con intereses diversos.

Renato encuentra por casualidad al pajecillo Oscar y le pregunta qué disfraz lleva Riccardo/Gustavo. Oscar, juguetón y fiel a su señor, dice que lo sabe pero que no se lo piensa decir (¡te chinchas, Renato!). El barítono da riendas a su inteligencia y comenta a Oscar que necesita urgentemente debatir asuntos públicos de vital importancia esa misma noche, y si no lo encuentra se puede producir algo grave, haciendo pensar a Oscar que sus jueguecitos del gato y el ratón podrían perjudicar a la propia esencia del Estado. El paje se siente culpable y le da un par de pistas sobre su vestimenta. Desde mi modesta opinión no debe ser tan complicado encontrar al Rey pues es una sala cerrada y con darse un par de vueltas se puede tener localizado (más en el caso de Pavarotti!), pero el libretto así lo quiso para dar más intriga al asunto.

Mientras Renato busca saboreando la miel en los labios a Riccardo para matarlo, Amelia por otro lado se acerca a él para advertirle de que su vida corre peligro, que huya inmediatamente. Riccardo no reconoce a Amelia ni por su voz (cosas veredes, querido Sancho), sino por su insistencia. Se descubre y ya renato lo tiene más que localizado. Caudno acaba el duettino y se despiden, Renato le dice que también se despide de él apuñalándolo sin piedad. 

Todos se estremecen, y Riccardo se explica desmintiendo todo mal pensamiento de Renato, pues Amelia es pura y no ha tenido ninguna relación sexual con ella. Incluso esa misma noche tenía intención de ascender a Renato para que se fuera con Amelia bien lejos, así podría olvidarla. Por un malentendido pasa todo este jaleo, y eso que Ulrica avisó esa misma semana pero se burlaron de su oficio.

Ésta es la concisión musical de Verdi, pues en escasos 15 minutos sucede este aluvión de acontecimientos, genialmente descritos por su música. La fiesta comienza con una orquesta a todo trapoal más puro estilo francés, con la esencial cancioncita festiva de Oscar, personaje muy denostado por algunos sectores que a mí en cambio me entusiasma. Duettino de Riccardo con Amelia con el típico acompañamiento galante de cuerdas, y al final concuerda todo en los diferentes momentos de la muerte de Riccardo. Pocos consiguen tal coherencia para relatar esta sucesión de hechos tan dispares sin descanso.


De 1.56.45 hasta el final.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (XIV). Aria importante de Riccardo

Riccardo en su despacho reflexiona en la intimidad sobre lo de Amelia, que quiere verla otra vez y que sufre en silencio. A esto llega el pesadito de Oscar con una carta, que le advierte que su vida corre peligro en el baile (la chivata de Amelia la escribió). 

Forse la soglia...es una de mis arias fetiche para tenor, donde la orquesta apenas se nota y el cantante debe aportar todos sus recursos vocales e interpretativos con gusto e imaginación. No debe ser nada fácil cantarla (e interpretarla!) aunque parezca.

Aquí comparto con vosotros una selección de tenores de primera categoría absoluta.


Parece que verdi pensó en Bergonzi al componer.



Pavarotti, ya maduro, con la voz que Dios le dio y él nos regala, aunque por poner un pero, canta aquí con algo de brocha gorda. De 1.50.20 a 1.56.45


Franco Corelli

Plácido

Jussi Bjorling



Carreras

Un Ballo in Maschera (XIII). Renato matará a Riccardo en el baile de máscaras

De ser amigo de la muerte Renato de Riccardo/Gustavo se convierte por el devenir de los acontecimientos en enemigo, y se une a los conspiradores, que al principio dudan de su convencimiento (a ver si va a ser un topo). Por sorteo a Renato le corresponde matar a Riccardo. Amelia, que se encuentra por allí, preferiría estar ya muerta. 

Óscar va a su rollo, no se entera de nada porque entra en la casa todo chispeante y contento con las invitaciones del baile. Cada uno a lo suyo, y esto se hace notar en el cambio de tono, mayor cuando Oscar es protagonista en la frase concreta, y menos cuando Amelia o Renato llevan la voz cantante.

De 1.37.30 a 1.49.30


El sábado celebré mi cumpelaños, que es mañana, rodeado de grandes amigos. Se me ocurrió la "brillante" idea de plantear una votación para conocer la opinión de mis allegados sobre los 5 magníficos quesos que llevé a la cena. Y el resultado, como ellos saben, fue el siguiente: Pecorino con trufa 26 votos; Gorgonzola 22; Peñablanca 13; Idiazábal 7 ; Livarot 4. Los italianos arrasaron, seguidos de lejos por el castellonense, con el vasco y el francés por detrás.

Así que esta entrada la dedico al Pecorino con trufa, y a Carlos, Mari Carmen, Javier, Laura, Adrián, Nieves, Jean Pierre, Raquel, Sergio, Raspete, Juanma, y especialmente a Hervé, sin el cual la creme brulee no habría salido tan deliciosa. Tanto que les dejamos al resto sin nada. Ya sé que soy pesao, pero todos me habéis ayudado y mucho, y estáis invitados a la del año que viene si es que hago, porque es número impar.

A los interesados del blog (2 o 3 americanos, algún español y algún otro ruso perdido, que les agradezco infinitamente sus visitas), comento que me han regalado un libro de quesos muy especial que costó comprarlo con una conspiración de por medio "Gran Vía arriba Gran Vía abajo", otro de estrategia de ajedrez que ya me va haciendo falta porque me estoy oxidando, un vaso con una cámara de aire para las fotos aéreas y no quemarme mientras las hago, un CD de los nocturnos y mazorcas de maíz de Chopin tocado por aquel músico famoso cuya estatua está en una calle perdida de Lodz, una navaja multiusos para cortar el queso en el campo, la serie Juncal que tantas veces he visto y cada vez que la nombro me apetece ver algún capítulo...y lo mejor: ¡¡dos pack de la serie de Verdi y la de Wagner, para tener uno en Torrevieja y otro en Murcia, y con el de Murcia ya empecé anoche!! No se me olvida el quesito de Javi.

PD: si os nombro más que nada para que me leáis!


Un Ballo in Maschera (XII). Renato se pone nostálgico. Aria

Renato acusa de traición, y es normal, a Riccardo, que ha fingido ser su amigo y al mismo tiempo tener cierto romance con su mujer. Recuerda con nostalgia el amor y las delicias ahora perdidas y que nunca volverán (tono mayor con las flautas). Romanticismo.

Bruson cantando como se debe cantar.




De 1.30.50 a 1.37.00. Nucci



Cappuccilli

Warren

jueves, 19 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (XI). Amelia quiere ver a su hijo antes de morir. Aria.

Acto III
En casa del matrimonio infeliz, bien descrita en la escena del Met (maravillosa en su conjunto, por cierto), Renato se muestra decidido a matar a Amelia para limpiar su honor, y ella admite su culpa y que merecerá morir pero no sin antes ver a su único hijo.

Amelia es una mujer de drama, a la pobre siempre le pasa algo. Esta aria es algo más íntima que la anterior pero igualmente llena de terror y desesperación, siempre en tono menor. Preciosa.

De 1.23.21 a 1.30.20. Aprile Millo y Leo Nucci en el Met.

Montse, que se luce más en esta que en la del Acto II.


Martina Arroyo



Sondra Radvanovsky

Un Ballo in Maschera (X). Renato los pilla en pleno apogeo.

Mientras Amelia y Riccardo estaban en eso de que se irradiaran de amor y que no se hiciese de día, llega el que faltaba: Renato. La mujer, su mujer, se tapa con el velo que lleva y se aparta un poco, a ver si hubiera forma de escapar. Renato ha ido a avisar al rey de que van a matarlo, que huya antes de que sea demasiado tarde con la capa del propio Renato para cubrirse. Riccardo exige a Renato que acompañe a la señora a la ciudad sin dirigirle la palabra ni levantarle el velo, como a las sociedades en Derecho Mercantil. 

Llegan los conspiradores creyendo que tienen a la presa a punto, pero su decepción se manifiesta cuando ven a Renato, y no se quedan satisfechos, pues también desean conocer la identidad de la mujer. Le entra un ataque de furia a Amelia, se despista y se quita el velo. Ved la reacción de Renato y las risitas de los conspiradores al comprobar que Amelia estaba siendo infiel a Renato y ellos han presenciado la escena. Humorismo verdiano poco habitual y sorprendentemente bien integrado.

La estructura es al inicio un terceto con Riccardo, Renato y Amelia, seguido de la escena o cuarteto con coro, quitado Riccardo y sumados los principales conspiradores: Samuel y Tom.


De 1.10.25 a 1.22.20

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (IX). ¡¡Más dúos!!

Aaaastro di queste tenebre a lui consacro il core...Irradiami d'amor e più non sorga non sorga il dì...


Bergonzi en su salsa, seduciendo con su fraseo. Verdi no se canta de otra manera. Nilsson nos brinda una voz de primera, pero ajena a la italianità que pide Amelia. El vídeo corta la primera parte.



Cambio de pareja. Aquí Montse con Plácido, con medio tono más alto. (¿Por qué, si los agudos a Plácido no se le dan?).




Pavarotti con Millo, ¡vibrantes!


Di Stefano canta mal, eso no es complicado de deducir tras haber escuchado a Bergonzi, Pavarotti o Domingo, pero la Callas reúne todos los elementos de Amelia, consiguiendo darle su sello personal.

Un Ballo in Maschera (VIII). ¿Habráse escuchado dúo tenor-soprano mejor que éste?

Si ya Amelia estaba aterrada en aquel campo inhóspito, sólo le faltaba que llegara Riccardo por atrás y le diera un susto. Podría haberle dado un infarto, este Riccardo a veces resulta algo insensato. No acude con otra finalidad que declararle su amor profundo. Así suena la música, y para los que digan que un cementerio de noche no es romántico, como mi amigo Francisco Quirós.

El Teco io sto es sin duda uno de mis dúos favoritos por las melodías tan directas y desinhibidas, largas y desahogadas, del Verdi maduro más auténtico, que al mismo tiempo respeta su propia tradición con una especie de "recitativo", el cantabile con ese momento donde todo buen tenor puede meterse al público en el bolsillo con un seductor fraseo (non sai tu che se l'anima mia...) y la genial cabaletta combinando la delicadeza del acompañamiento del arpa con el nervio de la orquesta que subraya frases clave. Todo coronado con un agudo, ¡que cuanto más largo mejor! Viva Verdi!

No le puede poner un pero aquí a Bergonzi ni a la Price, que a pesar de la frialdad que puede suponer una grabación de estudio no parecen nada reservados.




Arroyo y Pavarotti encendiendo al Met allá por el 71.Ya me hubiera gustado poder estar allí.


Plácido está en lo suyo y la Ricciarelli convence aunque es muy lírica para Amelia.



Sonido mejorable, pero merece la pena escuchar este directo de los dos cantantes catalanes por excelencia de los 70 y 80.


lunes, 16 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (VII). Más Amelias.


Pues no sé vosotros, pero yo me he quedado con ganas de más Amelias. ¿Qué tal estas otras?



Martina Arroyo, soprano modelo verdiana, con un canto que se amolda perfectamente a lo que Verdi pediría (eso creemos).



Ricciarelli, italianísima, voz atractiva con un centro riquísimo, soprano de mucha clase, peeero algo lírica para  Amelia. Ella, que es bastante inteligente, la lleva a su terreno lírico.

Sondra Radvanovsky, la soprano verdiana más demandada hoy día y con razón, deja huella como quizá la mejor Amelia que se puede escuchar hoy en teatro. Yo he tenido oportunidad de verla como aida y Leonora de Trovatore.



El sonido es malo, pero menudos agudazos y pianissimos nos regala la Cerquetti. Brava!

Un Ballo in Maschera (VI). En busca de la planta perdida. Aria de Amelia.

Con tal de aplacar su desesperación, Amelia se dirige esa misma noche al campo siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Ulrica, en busca de esa mata sanadora (que mata y que sana al mismo tiempo). Pide misericordia, piedad, de un corazón débil y pobre (ya nos anuncia la próxima heroína verdiana, la Leonora de La Forza, que no hace otra cosa que pedir paz y misericordia).

Su aria desgarradora cautiva la fibra sensible incluso del oyente más gélido, por la intimidad del contexto, la gravedad del problema, el sufrimiento sincero de Amelia, y musicalmente ese final in crescendo hacia el agudo es apabullante, es todo un desahogo para la soprano, por lo que no necesitamos otra cosa que una soprano dramática con enorme potencia y caudal, capaz también de apianar y mostrarse lírica en determinados momentos, y por supuesto, con temperamento y clase, preferiblemente con un estilo mediterráneo. El Acto comienza con un Preludio que introduce al espectador en un panorama tenso.

De 51.25 a 1.00.40. Aprile Millo, aunque no sea italiana lo parece, con una Amelia majestuosa, enamorada, turbada, con unas medias voces y un fraseo impecables, de manual.



Leontyne Price, con una voz que no tiene price, es quizá la mejor Amelia de entre las grabadas. Su entrega vocal e interpretativa atrapa y enamora, puede generar tal adhesión que se consigue soslayar sus típicos defectos. Una fiera.

Maria Callas no queda atrás. La soprano greco-americana siempre ha mostrado afinidad con el papel, y nos descubre matices que otras pasan por alto.

La Montse en todo su esplendor, aunque no es tan dramática como sería deseable, o no le sale con tanta naturalidad.


viernes, 13 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (V). Riccardo no se cree los cuentos de Ulrica. ¡Abbaye de Citeaux!

Le toca el turno a Riccardo, que disfrazado de marinero errante (como el holandés wagneriano) le cuenta una trola a la hechicera (aria Di tu se fedele) que no se la cree mucho porque su profecía va a ser la misma. Al inicio no quiere responderle por lo grave de la misma, a lo que Riccardo saca su vena autoritaria de rey y le impone hablar: morirá en manos de un amigo...Riccardo de puertas afuera no se lo cree, bromea, pero realmente está algo preocupado. Aparece Renato (oh casualidad casualidad) que le estrecha la mano a Riccardo, que siente un alivio tremendo, pues le matará el primero que le dé la mano, y Riccardo no sospecha en absoluto que su mejor amigo y consejero vaya a hacerlo. Ya podemos deducir el final, porque como ya comprobamos en Rigoletto, en Verdi las profecías se cumplen.

Su segunda aria (aún estamos en el Acto I y ya van dos) que empieza con un tono menor marinero para cambiar al mayor en nada que te des cuenta. Lo típico que le sucedería sería una cabaletta aunque aquí tampoco procedería del todo, por lo que Verdi hace un amago de cabaletta pero como conjunto con Ulrica y Oscar con bastante protagonismo. Verdi innova introduciendo un componente cómico en el E scherzo od è follia con las risitas que debe emitir el tenor.
Al final, ya descubierto el rey, escuchamos un concertante majestuoso con el coro en todo su apogeo para cerrar el Acto.


                                                            De 35.50 a 49.30

Bergonzi en su salsa.




Plácido

Carreras, otro magnífico defensor de este personaje.

Bjorling



De pasta blanda, cremoso, con carácter, como a mí me gustan.
http://www.mundoquesos.com/2008/09/abbaye-de-cteaux.html

jueves, 12 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (IV). Poca luz en la gruta de Ulrica.

Noche cerrada por los gélidos campos (si es que hay campo por allí) de Suecia. La hechicera Ulrica, que nos recuerda a una mezcla entre las brujas de Macbeth y Azucena de Trovatore, invoca junto a sus simpáticos amigos a los ministros infernales, como acostumbraba hacer a Lady Macbeth cuando se alteraba.

Naturalmente, Ulrica es una contralto, aunque por la escasez de esta cuerda vocal en los tiempos que corren se opta por mezzos para el papel, que no suelen destacar en los cavernosos graves que pide Ulrica tanto como en el registro agudo, al que las mezzos llegan (o deberían llegar) de sobra.

El preludio ya te pone en situación, podría utilizarse perfectamente como banda sonora de una peli de miedo, pero quizá haría centrarse al espectador en la música colocando a la hipotética trama en un segundo plano. Y es que Verdi atrapa.

La que faltaba: Amelia se introduce en escena con una melodía de cuerdas que lo dice todo, miedo, angustia. Recurre a Ulrica para que le ponga remedio a su problema, que no es otro sino que ama a otro hombre y no a su marido. Sabemos que se trata de Riccardo, que sigue escondido con los suyos prestando atención con cien sentidos.

Ulrica le aconseja que vaya a un campo desolado al Oeste de la ciudad (un cementerio) a coger una hierba a media noche. Nuestra Amelia, muy echá p'alante, está dispuesta a lo que sea para olvidarse de todo y llevar una vida normal. Claro, es evidente que Riccardo va a seguirla después para reencontrarse con ella a solas.



Shirley Verrett se coloca como una de las más sobresalientes Ulricas. Pena que el papel no dé para mucho más que este cuadro del Acto I.

Florence Quivar, desahogada en el agudo y al mismo tiempo con problemas en los graves, igualmente una voz maravillosa. De 21.50 a 35.50

Tremolante, cavernosa, infernal, sí, pero es que todos nos imaginamos a Ulrica con esa voz con sus graves como Dios manda, la voz de Elena Obraztsova.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un Ballo in Maschera (III). Todos disfrazados en la cueva de Ulrica a las 3.

El mejor amigo y consejero de Riccardo, Renato (marido de Amelia, y es aquí donde está el problema), le advierte de que se está trazando un atentado contra él, pero por lo visto el amenazado no le da más importancia, más que nada porque la noticia de Renato le calma, al poder esperarse algún enfado porque haya descubierto que Amelia y Riccardo mantienen cierta relación amorosa (sin adulterio).

Entra un magistrado para que el Rey refrende varios actos, entre los cuales la deportación de una bruja llamada Ulrica. A Óscar le da por defenderla, quién sabe si por llevar la contraria y reírse un rato. El Rey le escucha divertido por sus argumentos, y propone la idea de disfrazarse toda la corte para ir a la cueva de la bruja a las 3 y ver qué tipo de persona es.

Escena más que jugosa la primera del primer Acto, pues al aria del tenor le sucede la del barítono, luego le toca el turno a Óscar para terminar con un tutti en este final esplendoroso y divertido (rara, casi inexistente, es la comedia en Verdi)

Nucci de Renato, y Blackwell de Óscar, dirigidos por Levine.
De 10.25 a 21.25

Renato, pero Renato Bruson!


Ettore Bastianini como Renato

Pocas como Katleen Battle para Óscar, aquí con Pavarotti y Bruson, dirige Solti en esta excepcional grabación de 1985.


Gruberova como Óscar


Un Ballo in Maschera (II). Riccardo lee el nombre de Amelia y se arranca por bulerías.

Estamos en Suecia, finales del XVIII, en el Palacio del Rey Riccardo con todos los cortesanos presentes. Entra como Pedro por su casa, que para eso es el rey, para atender las peticiones de los ciudadanos. Entre la multitud se esconden Samuel, Tom y cia, que traman un atentado contra Riccardo.

Óscar, pajecillo del que hablaré más adelante, entrega a Riccardo las invitaciones de los que van a asistir al baile de máscaras, y éste, al leer el nombre de Amelia no puede contener la emoción y se pone a cantar "la rivedrà nell'estasi...".

Ballo es considerada una ópera más de tenor que de soprano o barítono, pues aquél cuenta con tres arias (más o menos extensas), un gran dúo e intervenciones casi constantes, mientras que la soprano (importante, cuidao) aparece a la mitad del primer acto. Pues bien, Verdi le pone un arietta de "calentamiento", bellísima, con la que seguramente se ganará el favor del público. La melodía nos suena, pues Verdi la tomó para el Preludio.

Buscamos para Riccardo un tenor spinto alla italiana, con voz brillante, bien proyectada y esmaltada, facilidad para el agudo, y sobre todo un gran fraseador. A mediados y finales del XX hemos contado con varios tenores de primera que han puesto a Riccardo a la cabeza de su repertorio, y no es casualidad por el lucimiento y el juego que da el papel, como la belleza melódica e interpretativa que requiere. Ellos son principalmente Bergonzi, Pavarotti y Domingo.


Prefiero la de su grabación con Solti en estudio, pero Bergonzi sigue estando en la cima, en este caso con Luciano y Plácido pisándole los talones.


Quién puede mostrarse indiferente ante la extraordinaria y refulgente voz, dorada y mediterránea de Pavarotti, que tiene sus vicios en el fraseo alargando algunas vocales al final de las frases, pero vocalmente es un seductor. (subt en español)
De 5.40 a 10.25



Plácido, que grabó infinidad de veces el Riccardo con grandes éxitos internacionales, como aquí en Londres con dirección de Abbado (1975). De 8.00 a 10.15