Gran escena final del conocido como dúo de la tumba, en el que Aida acude a la tumba donde será enterrado vivo (!!) Radamés para morir junto a él. Se abre el cielo tanto en la escena como en la música.
Aida acaba en pianissimo, dulcemente, en contraste con su popular espectacularidad.
Verdi celestial.
De 2.21.50 al final
Bergonzi y Gencer. Menudo espectáculo. Radamés no será el mejor papel verdiano de Bergonzi, pero aquí destaca sobre otros compañeros en su fraseo y delicado lirismo. Un nudo en la garganta.
Para enmarcarlo entre oro y piedras preciosas. Ambos nos transportan a otra realidad. Bergonzi, y Price, Leontyne y Carlo.
Escena escalofriante es el juicio de Radamés, con no más garantías que el derecho de audiencia pero sin respetar otros principios jurisdiccionales como el derecho a asistencia letrada, entro otros. Radamés insiste en callar por tres veces ante las acusaciones de traición del tribunal egipcio, y por ello es condenado. Amneris se encuentra sumida en la más profunda amargura.
Siento sinceramente no poder escribir con más detalle, por falta de tiempo.