jueves, 13 de junio de 2013

Rigoletto (V). Somos iguales, yo la lengua y él el puñal...5 Rigolettos

Después de la maldición y Sparafucile, Rigoletto enloquece, empieza a darle vueltas a todo, la eterna risa se le borra de su rostro. Hasta los bufones pueden volverse serios y reflexivos de cuando en cuando. 

"Pari siamo, io la lingua e lui il pugnale" (somos iguales, yo la lengua y él el puñal). Esa frase lo dice todo, Rigoletto se identifica con los fines de Sparafucile. No desperdicia la ocasión de lamentarse con rabia de su aspecto deforme, de su profesión, que siempre le están pidiendo que les haga reír cuando lo que siente es un llanto profundo. ¡Que está ya harto de ser bufón, hombre ya! Manifiesta su odio a los cortesanos que le piden gracietas. Y al final una duda: ¿me sucederá alguna desgracia? No, !es una locura!

Rigoletto, como vengo diciendo, es un barítono. Fernando Fraga nos indica que "tiene una tesitura amplia (de si bemol grave a sol agudo) y dramáticamente es de enorme complejidad psicológica. Necesita, pues, por ambos frentes, un artista imaginativo y una voz de calidad: auténtico barítono brillante de amplia sonoridad, atento y generoso sentido del canto ligado, expresividad desprendida. Sólo así podrá transmitir las peripecias personales de uno de los personajes más ricos de toda la operística italiana".

Podemos aventurar que todo barítono de primera, o casi, lo ha cantado alguna vez en su vida. Algunos no lo abandonan jamás, como es el caso de Leo Nucci o Renato Bruson, con miles de representaciones a sus espaldas. Por el otro lado, es una ópera que se representa continuamente y es frecuente no encontrar la calidad bastante, no sólo en los teatros de menor categoría. Las brillantes grabaciones que aquí comparto con vosotros nos malacostumbran a lo bueno, y cuando vamos al teatrillo de nuestra ciudad podemos salir hasta con mal humor.

Escuchar desde 1.57 hasta 3.30. Es muy importante lo que Muti explica. Veréis que de los 5 barítonos sólo lo cumple Bruson. Se trata de las dos últimas frases del aria.





1. Sherrill Milnes (no os confundáis, quien sale en la foto es la Sutherland, que escucharemos mañana). 


2. Piero Cappuccilli


3. Leonard Warren

4. Renato Bruson, el único que hace caso a Muti (será porque él dirige...).

Escuchar de 19.25 a 23.30


5. Leo Nucci, al que voy a ver el día 29 en Sevilla. Escuchar de 21.45 a 25.



RIGOLETTO
(Siguiendo a Sparafucile con la vista)
¡Somos iguales! 
Yo con la lengua y él con el puñal;
¡Yo soy el hombre que ríe, 
él, el que mata!
¡Aquel viejo me maldijo!
¡Oh hombres!... ¡Oh, naturaleza!...
¡Me habéis hecho un vil malvado!...
¡Que rabia, ser deforme!... 
¡qué rabia ser bufón!...
¡No deber, no poder hacer otra cosa
mas que reír!
Me está prohibido el patrimonio 
de cualquier hombre... ¡el llanto!
Y mi amo joven y alegre, 
tan poderoso, adormilándose me dice:
¡bufón hazme reír!...
Y debo esforzarme y conseguirlo.
¡Qué condena!
¡Os odio, cortesanos repugnantes!
¡Que alegría me da el zaheriros!
Si soy perverso, es por vuestra culpa.
¡Pero aquí soy otro hombre!
¡Aquel viejo me maldijo! 
¿por qué este pensamiento me turba?
¿me sucederá alguna desgracia? 
No, ¡es una locura!


Rigoletto (IV). El bufón se tropieza con un personaje peculiar

Termina la fiesta y Rigoletto vuelve a casa muy preocupado por la maldición que le ha echado Monterone, la cual va a determinar todo el transcurso de la ópera.

Se encuentra con un hombre que le saluda así de repente y se presenta como alguien que le ofrece sus servicios por si algún día los necesita. Es un asesino a sueldo extranjero, de la Borgogna. Rigoletto, haciéndose el desinteresado, le comenta que de momento no le necesita, pero le pregunta dónde puede encontrarlo por si las moscas, ya que siempre conviene tener a uno a mano, nunca se sabe. Se llama Sparafucile.

Naturalmente, un asesino a sueldo no va a tener una voz de tenorino, y como el protagonista ya es barítono, es preciso dibujarlo con voz grave, la más grave posible. De hecho Verdi le exige un Fa1, quizá la nota más grave escrita para voz en la ópera (eso leí una vez), que es la última del dúo como podéis comprobar.
Este tenebroso personaje no tiene aria propia, se considera vocalmente secundario comparado con el trío protagonista, pero es absolutamente imprescindible.

Por lo demás, la orquesta ambienta, describe la noche serena aportando un punto de intriga. El canto es realista, muy próximo al recitado, a la entonación que le pondríamos hablando, primando siempre la musicalidad verdiana.

1. Corneil MacNeil (Rigoletto) y Cesare Siepi (Sparafucile)



2. Sherrill Milnes (R) y Samuel Ramey (S)

3. MacNeil de nuevo, con Justino Díaz, para que veáis imagen con subtítulos.