martes, 22 de octubre de 2013

Don Carlo (VIII). Incomunicación dialogada entre Carlo y la Reina. Dúo.

La Reina recibe al Infante, quien le ruega interceda ante el Rey para le permita viajar a Flandes. Ella responde "hijo mío", y él abandona todo absurdo formalismo y le vuelve a declarar su amor, rechazado suavemente por ella, que prefiere olvidar antes que sufrir. Con esas frases tan terroríficas de Don Carlo (sotto il mio pie si dischiuda la terra, il capo mio si dal fulmin colpito...que vendría a ser "que me trague la tierra y me parta un rayo") la Reina le "sugiere" que vaya a matar a su padre para casarse con su madre, es decir, con ella misma. 

En este segundo dúo de tenor-soprano tenemos un claro ejemplo de la modernidad de esta ópera porque es un dúo dialogado, donde apenas se repiten los versos o las frases melódicas y, lo más sorprendente, tenor y soprano no cantan ni una frase juntos. La orquesta explota con Carlo (en forma de falsa cabaletta), contagiando también ese ardor a Elisabetta.


Plácido y Montserrat, pluscuamperfectos.
Don Carlo: Perduto ben, mio sol tesor by Plácido Domingo, Orchestra of the Royal Opera House, Covent Garden, Carlo Maria Giulini, Montserrat Caballé
Don Carlo: Oh! Carlo! oh! Carlo! (Carlo/Elisabetta) by Plácido Domingo, Orchestra of the Royal Opera House, Covent Garden, Carlo Maria Giulini, Montserrat Caballé


Bergonzi y Tebaldi. Las frases del tenor de 6.45 son de un lirismo tiernísimo y arrebatador.




Pavarotti y Dessì


Carreras y Freni




DON CARLO
(Prima con calma, poi animandosi
gradatamente)
Io vengo a domandar grazia alla mia Regina.
Quella che in cor del Re 
tiene il posto primiero
Sola potrà ottener questa grazia per me.
Quest'aura m'è fatale, 
m'opprime, mi tortura,
Come il pensier d'una sventura,
Ch'io parta! N'è mestier!
Andar mi faccia il Re nelle Fiandre.

ELISABETTA
(Commossa) 
Mio figlio!

DON CARLO
(Con veemenza)
Tal nome no;
Ma quel d'altra volta...!

(Elisabetta vuol allontonarsi; Don Carlo, 
supplichevole, l'arresta.)

Infelice! più non reggo. 
Pietà! Soffersi tanto; pietà! Il cielo avaro
un giorno sol mi die; poi, 
rapillo a me!

(Rodrigo ed Eboli attraversano la scena 
conversando.)

ELISABETTA
(Con un'emozione frenata) 
Prence, se vuol Filippo 
Udire la mia preghiera, 
per la Fiandra da lui 
Rimessa in vostra man 
Ben voi potrete partir doman.

(Rodrigo ed Eboli sono partiti. Elisabetta
fa un cenno d'addio o Don Carlo e vuole
allontanarsi)

DON CARLO
Ciel! Non un sol, un solo detto
Pel meschino ch'esul sen va!
Ah! perchè mai parlar non sento
Nel vostro cor la pietà?
Ahimè! quest'alma è oppressa,
Ho in cure un gel...!
Insan, piansi e pregai nel mio delirio,
Mi volsi a un gelido marmo d'avel.

ELISABETTA 
Perchè, perchè accusar il cor 
d'indifferenza? 
Capir dovreste questo nobil silenzio. 
Il dover, 
come un raggio al guardo mio brillò. 
Guidata da quel raggio io moverò. 
La speme pongo in Dio, nell'innocenza! 

DON CARLO
(Con voce morente)
Perduto ben, mio sol tesor,
Ah, tu, splendor di mia vita
Udir almen, ti poss'ancor
Quest'alma ai detti tuoi schiuder 
si vede il ciel!

ELISABETTA
Clemente Iddio, così bel cor 
Acqueti il suo duol nell'oblio; 
O Carlo, addio, su questa terra 
Vivendo accanto a te mi crederei nel ciel!

DON CARLO
(Con esaltazione) 
O prodigio! Il mio cor s'affida, si consola;
Il sovvenir del dolor s'invola, 
il ciel pietà senti di tanto duol. 
Isabella, al tuo pie' io va' d'amor...

(Cade privo dl sensi al suolo).

ELISABETTA
(Recunata su Don Carlo) 
Giusto ciel, la vita già manca 
Nell'occhio suo che or si spegne. 
Bontà celeste, deh! tu rinfranca 
Quel nobil cure che sì penò. 
Ahimè! Il dolor l'uccide... 
Tra queste braccia io lo vedrò 
Morir d'affanno, morir d'amore... 
Colui che il ciel mi destinò!

DON CARLO
(Nel delirio)
Qual voce a me dal ciel
Scende a parlar d'amor?
Elisabetta! tu... bell'adorata,
Assisa accanto a me come ti vidi un di!
Ah! il ciel s'illuminò, 
la selva rifiori...!
Ah, mio tesor sei tu...

(Rinvenendo) 

Alla mia tomba, al sono dell'avel 
Sottrarmi perchè vuoi, spietato ciel!

ELISABETTA 
O Carlo!

DON CARLO 
Sotto il mio piè si dischiuda la terra, 
Il capo mio sia dal fulmin colpito. 
Io t'amo, Elisabetta...! 
Il mondo è a me sparito!

(La prende tra le braccia)

ELISABETTA
(Sostandosi con violenza) 
Compi l'opra, a svenar corri il padre 
Ed allor del suo sangue macchiato 
All'altar puoi menare la madre.

DON CARLO
(Retrocedendo atterrito 
e fuggendo disperato) 
Ah! maledetto io son!

ELISABETTA
(Cadendo in ginocchio) 
Ah! Iddio su noi vegliò!


DON CARLOS
(Primero, con calma; después, animándose
gradualmente)
Yo vengo a pedir la gracia de mi Reina.
Aquélla que, en el corazón del Rey, 
ocupa el primer lugar.
Sólo ella podrá obtener esta gracia para mí.
Esta situación es fatal para mí; 
me oprime, me tortura,
como un aciago pensamiento.
¡He de partir! ¡Es menester!
Que el Rey me conceda ir a Flandes.

ISABEL
(Conmovida)
¡Hijo mío!

DON CARLOS
(Con vehemencia)
Ese nombre, no;
aquél, el de la otra vez...!

(Isabel quiere alzarse. Don Carlos, 
suplicante, la detiene.)

¡Desdichado! Ya no rijo... 
¡Piedad! ¡Sufro tanto! ¡Piedad! El cielo avaro 
sólo me ha dado un día de dicha, para
arrebatármelo de inmediato.

(Rodrigo y Éboli atraviesan el 
escenario, conversando.)

ISABEL
(Con emoción contenida)
Príncipe, si quisiera Felipe
oír mi ruego,
para Flandes, de él
su recomendación, en vuestra mano
bien podrías tener, y partir mañana.

(Rodrigo y Éboli se van. Isabel,
con un gesto, dice adiós a don Carlos,
y quiere alejarse.)

DON CARLOS 
¡Cielos! Ni una sola palabra 
para el pobre que se va al exilio... 
¡Ah! ¿Por qué no siento, en vuestro 
corazón, hablar a la compasión?
¡Ay de mí! ¡Esta alma, oprimida, 
este hielo en el corazón...! 
Insano, lloré y recé, en mi delirio, 
deseando una tumba de gélido mármol... 

ISABEL 
¿Por qué, por qué acusar a mi corazón 
de indiferencia? 
Deberíais entender la nobleza de mi silencio. 
El deber, 
como un rayo, cegó mis ojos. 
Guiada por aquel rayo, he de actuar. 
¡Espero en Dios, en la inocencia! 

DON CARLOS
(Con voz moribunda)
Perdido bien, mi único tesoro,
¡ah! tú, esplendor de mi vida, 
oír, al menos, pudiese de nuevo 
esta alma; tus palabras me abren 
el cielo...

ISABEL 
Clemente Dios, el dolor de un corazón 
tan noble, aliviad con el olvido. 
¡Oh, Carlos, adiós! En esta tierra 
viviendo junto a ti, me creería en el cielo!

DON CARLOS
(Exaltado)
¡Oh, milagro! Mi corazón se confío, se consuela;
el recuerdo del dolor se apaga,
el cielo ha sentido piedad de tanto dolor.
Isabel, a tus pies, de amor, yo deseo

(Cae, sin sentido, al suelo).

ISABEL
(Reclinada sobre Don Carlos) 
Cielo santo, la vida les falta 
a éstos sus ojos que tanto han llorado... 
Bondad divina, ¡vamos! Devuelve 
el ánima al noble corazón que tanto sufre... 
¡Ay de mí! El dolor lo mata... 
Entre estos brazos, lo veré 
morir de afán, morir de amor...
¡a él a quien el cielo me había destinado...!

DON CARLOS
(En el delirio)
¿Qué voz, desde el cielo
desciende para hablar de amor?
¡Isabel! ¡Tú, mi bella adorada!
¡Sentada junto a mí, como te vi aquel día!
¡Ah! ¡El cielo se iluminó, 
el bosque reverdecía!
¡Ah! ¡Mi tesoro eres tú...!

(Reponiéndose)

De la tumba, del sueño de la muerte
¿por qué quieres sustraerme, despiadado cielo?

ISABEL
¡Oh, Carlos!

DON CARLOS 
¡Que bajo mis pies se abra la tierra! 
¡Que me fulmine un rayo...! 
¡Yo te amo, Isabel...! 
¡La vida, para mí, se ha terminado!

(La toma por los brazos)

ISABEL
(Soltándose, con violencia)
Cumple tu obra; corre a matar a tu padre
y entonces, manchado con su sangre, 
al altar puedes llevar a tu madre.

DON CARLOS
(Retrocediendo, aterrorizado, 
desesperado, huye)
¡Ah! ¡Estoy maldito!

ISABEL
(Cayendo de rodillas)
¡Ah, Dios ha velado por nosotros!

Don Carlo (VII). Don Carlo desea hablar con su madrastra.

Con la llegada de la Reina todos enmudecen y se rinden ante su autoridad. Inmediatamente aparece Rodrigo con un mensaje para la reina de su madre, con otro oculto de Don Carlo solicitándole una entrevista. Mientras, Rodrigo entretiene a Éboli contándole las nuevas modas de la corte francesa y otros menesteres. La Reina accede a esa entrevista de su hijastro.

Atended a cómo Verdi refleja con su música cada situación, la conversación ligera de Rodrigo y Éboli, el intento de persuasión de aquel hacia la Reina...


De 56.40 a 1.04.40
http://www.youtube.com/watch?v=44MqYQfkU8A&noredirect=1

Don Carlo (VI). Éboli, con parche en el ojo, entretiene a las doncellas. Aria.

La Princesa de Éboli, dama principal del séquito de la Reina, ameniza la estancia del servicio con una canción, la del velo, otra de los fragmentos más populares de Don Carlo.

Éboli ama también a Don Carlo, como la Reina, y aquí tenemos otro elemento de conflicto que va a conducir a la desesperación a los protagonistas. Queremos una mezzo con carácter y voz ancha, poderosa, cálida y dominante.




De 48.45 a 56.10. Grace Bumbry, dirige Levine


Fiorenza Cossotto.


Dolora Zajic


¿Con cuál os quedáis?