viernes, 15 de noviembre de 2013

Aida (VII). Radamés conecta con el más allá.

Dije ayer que nombraron a Radamés comandante en jefe sin más trámites y matizo, los trámites burocráticos vienen ahora, con el rito pertinente para ungir al elegido con los poderes divinos. Los egipcios, por aquellos tiempos, hacían todo a lo grande. Hoy también, pero en otros ámbitos no tan agradables propios de una etapa no precisamente dorada.

Escena serenísima, mística, relajante y solemne, sin prisas, que son para los delincuentes y los malos toreros.  Para que luego digan algunos que Aida es todo ostentación orquestal y fanfarria triunfalista. Nanai de la China. Terreno muy propicio éste para unas leves danzas egipcias, aunque no todas las puestas en escena las contemplan.


De 30.20 a 40.50