miércoles, 3 de abril de 2013

Attila (IV). Ezio intenta defender Roma pactando, pero Attila no quiere. (Dúo de los buenos buenos)


Ezio, general romano como se puede comprobar en el vídeo, intenta pactar el mapa con Attila, como si jugaran al Risk. Está dispuesto a dejarle el Universo a cambio de quedarse Ezio con Italia: "Avrai tu l'Universo, resti l'Italia a me" (tendrás tú el Universo pero déjame Italia a mí). Esta frase la repite Ezio 14 veces (14!!), así que imaginaos el delirio del público veneziano en 1846, que interrumpió al general con un "a noi, resti l'Italia a noi!!" (a nosotros, defiéndela para nosotros, o dánosla a nosotros), con la posición humillante del ejército austriaco, presente en el teatro.

Dos ejemplos geniales os presento esta tarde. Este dúo incita a una nueva escucha, y cada vez se descubren más matices y riqueza.

1. Attila: Samuel Ramey; Ezio: Giorgio Zancanaro; dirige R. Muti, La Scala 1989/90. Se incluye en el DVD más redondo y modélico de esta maravillosa ópera verdiana. Muti, según el libro de Fernando Fraga, de selección de CDs, "dirige con una amplia exposición, muy matizados los momentos melódicos y con mucho vigor en las partes enérgicas. Su acompañamiento es de una sutileza y un cuidado apabullantes, amparando al intérprete vocal y en muchos casos superándolo en poesía, imaginación y estilo. Con Muti, como con Toscanini, el oyente se siente tentado en atender más a la labor de la batuta que a la de las partes vocales, tan expresiva, rica y comunicativa". 


2. Attila: Nicolai Ghiaurov; Ezio: Cappuccilli; dirige Giuseppe Patané (La Scala 1975). dos titanes vocales con una buena batuta que no se quedan muy atrás, mejor por Cappu que por Ghiaurov, en ocasiones tosco y de brocha gorda (comparad con Ramey y lo entenderéis bien). El estilo de Cappuccilli sí que es intachable.

El libretto, por si queréis cantar como yo hago.

EZIO
Tardo per gli anni, e tremulo,
È il regnator d'Oriente;
Siede un imbelle giovine
Sul trono d'Occidente;
Tutto sarà disperso
Quand'io mi unisca a te...
Avrai tu l'universo,
Resti l'Italia a me.

ATTILA
(severo)
Dove l'eroe più valido
È traditor, spergiuro,
Ivi perduto è il popolo,
E l'aer stesso impuro;
Ivi impotente è Dio,
Ivi è codardo il re...
Là col flagello mio
Rechi Wodan la fè!


EZIO
(rimettendosi)
Ma se fraterno vincolo
Stringer non vuoi tu meco,
Ezio ritorna ad essere
Di Roma ambasciator.
Dell'imperante Cesare
Ora il voler ti reco...

ATTILA
È van! 
Chi frena or l'impeto
Del nembo struggitor?

Vanitosi! Che abbietti e dormenti
Pur del mondo tenete la possa,
Sovra monti di polvere e d'ossa
Il mio baldo corsier volerà.
Spanderò la rea cenere ai venti
Delle vostre superbe città.

EZIO
Fin che d'Ezio rimane la spada,
Starà saldo il gran nome romano:
Di Châlons lo provasti sul piano
Quando a fuga t'aperse il sentier.
Tu conduci l'eguale masnada,
Io comando gli stessi guerrier.

(Partono entrambi da opposte parti)


Ezio
Lento por los años, e indeciso,
es el emperador de Oriente;
y se sienta un jovencito
en el trono de Occidente.
Todo será dispersado
cuando yo me una a ti...
Tú tendrás el universo,
deja Italia para mí.

ATILA
(severo)
Donde el héroe más valioso
es traidor y perjuro,
allí está perdido el pueblo,
y el mismo aire es impuro;
allí impotente es Dios,
allí es cobarde el rey...
¡Allí con mi látigo
reinará la fe de Wotan!

AECIO
(reprimiéndose)
Pues si un vínculo fraterno
no quieres hacer conmigo,
Aecio vuelve a ser
embajador de Roma...
Del reinante César
ahora la voluntad te comunico...

ATILA
¡Es inútil!
¿Quién puede frenar ahora 
el ímpetu de la nube destructora?

¡Vanidosos y abyectos!
Sobre montes de polvo y huesos
mi valor cabalgará.
¡Arrojaré al viento 
las cenizas de vuestras 
orgullosas ciudades!

AECIO
Mientras que Aecio tenga la espada,
estará seguro el gran nombre romano.
En la llanura de Châlons lo probaste
cuando la prudencia te obligó a huir.
Tú conduces las mismas hordas,
y yo los mismos guerreros.

(Salen cada uno por un lado)


Attila (III). Odabella: ¿Quién podrá hacer frente a este papel tan imposible?


Attila inmediatamente se asombra por el coraje de una mujer de entre las liberadas: Odabella. Tal sorpresa le produce que le permite pedirle cualquier cosa, lo que ella desee. Ésta le reclama una espada, con intención oculta de matarlo en cuanto pueda con ella en venganza del asesinato de su padre. 

Con este perfil no buscamos una soprano ligerita, amable y dulzona, sino un animal guerrero, que se correspondería mejor con una vocalidad de soprano dramática o spinto (de empuje), con potencia y cuerpo vocal bastantes. Pero ojo, que Verdi, en su constante intención de hacerle la vida a sus cantantes, y especialmente a las sopranos, le coloca un aria de entrada en frío, sin posibilidad de calentar, tal que así. Y esta aria, sobre todo en la cabaletta, requiere unas agilidades, trinos, coloratura, diría que imposibles para una dramática y por tanto el reto es mayor: encontrar una soprano dramática, sí, pero que sea capaz de dar todas esas notas rápidas y seguidas sin descanso, saliendo no sólo indemne sino brillante de esta endemoniada parte. Las candidatas a Odabella más firmes en mi opinión son las siguientes:

1. Cheryl Studer, soprano norteamericana de los 80 y principios de los 90 que se adapta muy bien al empuje y al peso que se requiere, siendo además muy elegante y entregada. No seruelve a la perfección las agilidades aunque podríamos darnos por bastante satisfechos. Esta soprano está muy vinculada a Riccardo Muti en su periodo de la Scala, y este señor algo entiende de Verdi. Es sin duda una de las opciones más completas.


2. Ghena Dimitrova, que no podía faltar en esta lista por su entrega, derroche de medios y seducción, cuenta con agudos más firmes y "despeina" más que la Studer. Parece una Odabella de verdad. La coloratura no es tampoco de 10 pero puede calificarse de notable. Si os dais cuenta la tonalidad es dintinta: la canta medio tono más alto (Mi Mayor) que lo habitual (Mi bemol Mayor). Corrígeme Adrián si me equivoco.




3. Joan Sutherland. No acostumbro a poner cantantes que no hayan cantado en directo ni grabado la ópera entera, y por ello remarco la excepción. Joan Sutherland es la única que canta TODAS las notas, no huye de  ninguna complicación planteada por Verdi, y no sólo eso sino que aumenta la dificultad. Sutherland es siempre el "más difícil todavía" y es lo que la hace grande entre las grandes (no hablo del físico). Es deslumbrante su desenvoltura y hasta lo hace parecer sencillo para un público menos acostumbrado. La  pega es que su timbre bello, dulce, angelical, no huele Odabella, no huele el ansia de venganza y las ganas de guerra. Sutherland canta igual L'Elisir d'amore que Attila y aquí necesitamos un perfil distinto de voz y de soprano. No obstante, como digo, es la única que vocalmente es inmaculada e intachable, 


Hay bastantes más alternativas notables, como Deuketom, Guleghina, Theodossiou (con mi bemol agudo al final, como Sutherland), Sills (en la línea de Sutherland), Roark-Strummer...

¿No es bella esta aria? ¿No se nota aquí la genialidad de Verdi? ¿No apetece escucharla una y otra vez, y pelear con ella para defender el imperio contra los bárbaros?

Aquí copio y pego el libretto y su traducción. Vemos ya una clarísima expresión patriótica: "Santo di Patria indefinito amor".

ODABELLA
(con energia)

Santo di patria indefinito amor!

Allor che i forti corrono
Come leoni al brando
Stan le tue donne, o barbaro,
Sui carri lacrimando.
Ma noi, donne italiche,
Cinte di ferro il seno,
Sul fumido terreno
Sempre vedrai pugnar.

ATTILA
Bella è quell'ira, o vergine,
Nel scintillante sguardo;
Attila i prodi venera,
Abomina il codardo...
O valorosa, chiedimi
Grazia che più ti aggrada.

ODABELLA
Fammi ridar la spada!

ATTILA
La mia ti cingi!...

ODABELLA
(fra sè)
Oh acciar!

Da te questo or m'è concesso,
O giustizia alta, divina!
L'odio armasti dell'oppresso
Coll'acciar dell'oppressor.
Empia lama, l'indovina
Per qual petto è tua punta?
Di vendetta l'ora è giunta...
Fu segnata dal Signor. 


En español.


ODABELLA
(con energía)
¡El santo e infinito amor a la patria!

Mientras que los guerreros 
luchaban como leones,
permanecían tus mujeres ¡oh, bárbaro!
sobre los carros llorando.
Pero nosotras, mujeres itálicas,
ceñido el seno con la espada,
sobre el humeante terreno
siempre nos verás luchar.

ATILA
Bella es esa ira, 
virgen de mirada centelleante.
Atila a los luchadores venera,
abomina al cobarde...
¡Oh valerosa, 
pídeme la gracia que más te agrade!

ODABELLA
¡Hazme devolver mi espada!

ATILA
¡La mía te ceñirás!...

ODABELLA
(para sí)
¡Su espada!

¡Gracias a la justicia divina,
este premio me es concedido!
Armaste el odio del oprimido
con el acero del opresor...
Impía hoja: ¿adivinas para 
quién está destinada tu punta?
La hora de la venganza está próxima.
La señalará el Señor.