| En el calabozo donde se encuentran Azucena y Manrico, éste intenta consolarla para
que sufra lo menos posible. Dice que no puede dormir. Podría contar ovejitas, o directamente
tomarse un orfidal si la situación es extrema.
Zajic y Pavarotti.
http://www.youtube.com/watch?v=RwYP2r3Oi2c
Cossotto y Bergonzi, absolutos. Esta melodía la empleará Verdi para el final, que mañana escucharemos
Queso que acabo de comprar esta tarde: Cantagrullas Peral, de Valladolid. Cremoso, pasta blanda, sin el dulzor del Peñablanca, algo más amargo. Un espectáculo.
Escena Segunda
(Obscuro calabozo. A un lado hay
una ventana con barrotes. Puerta
en el fondo. Un mortecino farol
cuelga del techo. Azucena está
echada sobre una manta. Manrique
se sienta junto a ella)
MANRIQUE
Madre... ¿no duermes?
AZUCENA
Varias veces le he llamado
pero el sueño huye de mis ojos...
Rezo.
MANRIQUE
¿El aire frío
te molesta quizá?
AZUCENA
No; de esta tumba de vivos
sólo huir quisiera.
¡Siento que me ahogo!
MANRIQUE
¡Huir!
AZUCENA
No te entristezcas;
quemarme no podrán los crueles.
MANRIQUE
¿Por qué dices eso?
AZUCENA
Mira... Su huella terrible,
ha estampado ya en mi frente
el dedo de la muerte.
MANRIQUE
¡Por favor!
AZUCENA
Encontrarán un cadáver mudo,
helado... más bien un esqueleto.
MANRIQUE
¡Por Dios, calla!
AZUCENA
¿No oyes?... gente se acerca...
Los verdugos son...
quieren a la hoguera llevarme...
¡Defiende a tu madre!
MANRIQUE
Quienquiera que sea,
te lo aseguro, aquí no viene.
AZUCENA
¡La hoguera!
¡Palabra horrenda!
MANRIQUE
¡Oh madre!... Oh madre!
AZUCENA
Un día turba feroz a tu abuela
llevó a la hoguera...
Mira las terribles llamas
¡La tocan ya!
¡Ya le arde el cabello!
Y al cielo envía chispas.
Observa sus pupilas.
¡Fuera de las órbitas están!
¡Ay! ¿Quién me libra
de espectáculo tan horrible?
(Cae en brazos de Manrique)
MANRIQUE
Si me amas,
si la voz de tu hijo
poder tiene sobre tu corazón,
detén los terrores del alma
olvido busca en el sueño
y descansa en paz.
AZUCENA
Sí, el cansancio me oprime,
oh hijo...
Al sueño yo me entregaré...
Pero si de la hoguera arder ves
la horrenda llama,
despiértame.
MANRIQUE
Reposa, oh madre. Dios conceda
la ausencia de tristes imágenes
a tu sueño.
AZUCENA
(Entre sueños)
A nuestros montes... volveremos...
La antigua paz... allí gozaremos...
Tu cantarás acompañado de tu laúd.
Con sueño plácido... yo dormiré.
MANRIQUE
Reposa, oh madre;
yo devoto y mudo
el corazón al cielo volver.
|
lunes, 15 de julio de 2013
Il Trovatore (XVIII). Azucena está a dos velas en el calabozo. ¡Cantagrullas!
Il trovatore (XVII). Vivirá, pero Leonora se envenena.
A Leonora aún le queda un pelín, el violento dúo con el Conte, que está bastante descansado.
Leonora, con el fin de salvar a Manrico, le hace al Conte una proposición: si lo salva se casará con ella.
Claro, que Leonora lo tenía todo pensado: envenenarse con los polvos que llevaba dentro de su anillo. ¡Esto es Romántico de verdad!
Acepta dando pie a la cabaletta "Vivrà, contende il giubilo" que se las trae por la coloratura que se le exige a la soprano, normalmente spinto o tirando a dramática.
Bastianini y Price, con Karajan a la batuta.
Aquí con Milnes en la cabaletta, en estudio, donde se aprecia mejor.
CONTE
Oísteis? Cuando alboree
la cuchilla al hijo,
a la madre la hoguera.
(Los secuaces entran en la torre)
Abuso tal vez del pleno poder
que me ha concedido el rey.
¡A tal extremo me ha llevado
una mujer para mí funesta!...
¿Dónde estará ahora?
Cuando tomamos Castellar,
de ella noticia no tuve,
y fueron vanas cuantas
búsquedas ordené
¡Ah! ¿Dónde estás, cruel?
LEONOR
(adelantándose)
Delante de ti.
CONDE
¡Qué voz!... ¡Cómo!...¿Tu, Leonor?
LEONOR
Ya lo ves.
CONDE
¿A qué has venido?
LEONOR
Él esta próximo a su hora postrera,
¿y me lo preguntas?
CONDE
¿Entonces aun te atreves...?
LEONOR
¡Ah, sí, para él piedad te pido!
CONDE
¡Tu deliras!
¿Yo de mi rival sentir piedad?
LEONOR
El clemente Dios te la inspire.
CONDE
Mi Dios es la venganza... ¡Vete!
LEONOR
(se arroja a sus pies)
Mira, con amargas lágrimas
baño tus pies.
¿No te basta mi llanto?
Mátame; y mi sangre podrás beber...
Pisotear mi cadáver,
pero salva al Trovador.
CONDE
¡Ah! del indigno quisiera
hacer peor la suerte;
entre mil atroces espasmos
darle cien muertes...
Cuando más le amas,
más terrible llamea mi furor.
(Quiere marcharse pero Leonor se
lo impide)
LEONOR
¡Conde!
CONDE
¿No callas?
LEONOR
¡Gracia!
CONDE
Precio no tienes alguno
para obtenerla... ¡Apártate!
LEONOR
Uno hay... solo uno...
y yo te lo ofrezco.
CONDE
¡Explícate! ¿Cuál es el precio? ¡Di!
LEONOR
¡Yo misma!
CONDE
¡Cielos!... ¿Dices que....?
LEONOR
Y cumplir sabré mi promesa.
CONDE
¿Estoy soñando?
LEONOR
Ábreme un camino entre esos muros...
Que yo le vea...
que la víctima huya... y soy tuya.
CONDE
Júralo.
LEONOR
Lo juro por Dios
que el alma toda me ve.
CONDE
¡Abrid!
(A la entrada de la torre sale un
carcelero. Mientras el Conde habla
con él, Leonor bebe el veneno que
lleva en el anillo)
LEONOR
Me tendrá;
pero fría, exánime esposa
CONDE
(a Leonor)
Él vivirá
LEONOR
Vivirá... el júbilo enmudece
mi lengua, oh Señor...
Pero con sus latidos
gracias te da el corazón.
Ahora mi fin impávida
llena de gozo espero...
Decirlo podrá muriendo:
¡Te he salvado con mi vida!
CONDE
¿Entre ti qué hablas?...
¡Ah! repítemelo.
Repítemelo una vez más
o me parecerá un sueño.
Cuanto escuché hasta ahora...
Tú mía... tú mía... repítemelo;
El desconfiado corazón se serena
¡ah! que yo lo creo apenas
oyéndolo de ti.
LEONOR
Vamos.
CONDE
Lo juraste... no lo olvides.
LEONOR
Y sagrado es mi juramento.
Il Trovatore (XVI). Miserere. Dúo en la cárcel. Cabaletta
Leonora ha ido en busca de Manrico, que se encuentra preso en una torre del castillo. A la inversa respecto de lo que sucedía en el Acto I, es Leonora la que está abajo y Manrico arriba, pero obviamente la situación es muy distinta, y no me refiero sólo a la física.
Es un dúo donde el coro es casi un tercer cantante, y Leonora canta más que Manrico, que se tiene que escuchar detrás del teatro, como en el Acto I.
Lo escuché por vez primera en la película de los Marx, Una noche en la ópera, cuando después de una serie de disparates consiguen que cante "su" tenor.
Price y Corelli. El crescendo final de Karajan es genialmente ensordecedor.
Callas y Di Stefano. El tenor no me gusta, de hecho es la primera vez que entra en mi blog, pero la grabación me trae recuerdos.
La Caballé, con dos agudos finales de vértigo
Y la cabaletta, que muchas sopranos cortan, pero que es una maravilla.
Aquí quien manda es la Sutherland.
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