Se encuentra con un hombre que le saluda así de repente y se presenta como alguien que le ofrece sus servicios por si algún día los necesita. Es un asesino a sueldo extranjero, de la Borgogna. Rigoletto, haciéndose el desinteresado, le comenta que de momento no le necesita, pero le pregunta dónde puede encontrarlo por si las moscas, ya que siempre conviene tener a uno a mano, nunca se sabe. Se llama Sparafucile.
Naturalmente, un asesino a sueldo no va a tener una voz de tenorino, y como el protagonista ya es barítono, es preciso dibujarlo con voz grave, la más grave posible. De hecho Verdi le exige un Fa1, quizá la nota más grave escrita para voz en la ópera (eso leí una vez), que es la última del dúo como podéis comprobar.
Este tenebroso personaje no tiene aria propia, se considera vocalmente secundario comparado con el trío protagonista, pero es absolutamente imprescindible.
Por lo demás, la orquesta ambienta, describe la noche serena aportando un punto de intriga. El canto es realista, muy próximo al recitado, a la entonación que le pondríamos hablando, primando siempre la musicalidad verdiana.
1. Corneil MacNeil (Rigoletto) y Cesare Siepi (Sparafucile)
2. Sherrill Milnes (R) y Samuel Ramey (S)
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