viernes, 28 de junio de 2013

Rigoletto (XIX). Gilda...è moooorta! Ah la maledizioooooone.

Con algo de prisa porque cojo un autobús (o guagua para los canarios) rumbo a Sevilla para llegar esta noche al Rigoletto, he de narrar el final de esta obra maestra.

Bien, ya tenemos muerto, como en muchas óperas verdianas. Esta vez la soprano se ha sacrificado por el tenor, de lo cual se deduce que Gilda no es ya la niña mona del "Caro nome del mio cor..." sino que ha crecido, siendo capaz de morir para salvar a su amado, que tampoco es que le haga mucho caso por otra parte, ya que estaba coqueteando con Maddalena, como con otras tantas. Esto es precisamente lo que muchos autores comentan, que Gilda evoluciona por este sacrificio, respecto a lo cual discrepo porque me parece un acto totalmente inmaduro Pero a nuestra Gilda le da absolutamente igual. El objetivo es que su padre no culmine su vendetta. En mi opinión Gilda también ha demostrado su egoísmo ya que Rigoletto mata al Duque no únicamente por la deshonra que al bufón le ha causado sino sobre todo a su propia hija, y ésta, lejos de entender a su padre y ponerse de su parte, o intentar negociar, no le parece relevante el negro futuro de su padre, que será eternamente humillado. Quién sabe si se suicida más allá de la ópera, aunque lo primero sería pedir explicaciones a Sparafucile, quien estará ya bien lejos.

La escena es muy gráfica. Rigoletto, que se había ido a dar una vuelta para hacer tiempo, recibe de manos de Sparafucile el saco con el cadáver. Éste le mete prisa con la excusa de que no vaya a ser que lo pillen. Nuestro bufón saborea las mieles de la victoria, pensando que tiene a sus pies al Duque. Primero quiere abrir el saco para verlo, pero se muestra convencido de que está dentro. Repentinamente escucha a lo lejos "La donna è mobile" en voz del Duque y en un primer momento piensa que son fantasías, ilusiones nocturnas. Esa ilusión nocturna se prolonga más de la cuenta porque el Duque sigue cantando, y Rigoletto ya empieza a mosquearse, preguntándose quién habrá sido la víctima. Lo abre y ¡tachán!

El tercer dúo con Gilda es el de la muerte, con los pocos minutos que a ella le quedan, su último aliento. podrían haber llamado a una ambulancia en vez de estar allí lamentándose.
Ella se disculpa, recuerda a su madre, y Rigoletto llora desconsolado. Gilda muere finalmente, y Rigoletto grita  (canta) eso de "La maledizioooooooneee", igual que al final del Acto Primero pero con más angustia y desasosiego.


Escuchar desde 1.51.00 hasta los aplausos.


Nucci y Rancatore.


Aquí más ejemplos de la última frase "Gilda, è morta, la maledizioooone", casi todos con un La natural agudo, excepto Milnes que va más allá como siempre. Es muy interesante comparar esta partícula.

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