sábado, 16 de noviembre de 2013

Aida (IX). Marcha triunfal.

Estamos ya en el Cuadro II del Acto II, la parte más popular de Aida y quizá una de las más conocidas de toda la ópera, lo cual no implica que sea ni la mejor ni la peor.

Poco cabe añadir a la explicación de un cuadro que se presta, o que requiere, grandes fastos "a lo Hollywood", como describen Fernando Fraga y Enrique Pérez Adrián en su excelente guía de grabaciones operísticas de Verdi y Wagner. Aquí en el Met, 1991, no se cortan un pelo, y mientras se pueda en Aida es mejor pasarse que quedarse corto, así lo estimo personalmente. 

La Marcha triunfal resulta una escucha idónea tras un logro personal como aprobar un duro examen, por ejemplo, o cualquier tipo de victoria, a modo de celebración.

Y una anécdota. En aquel único verano de 2010 durante mi estancia en Tenerife con una de las mejores compañías posibles, el padre de esta "compañía", ya advertido de que soy un fósforo de la ópera, me habló de su gusto por las "trompetas de Aida", e inmediatamente deduje que se refería a este Acto, concretamente a la Marcha triunfal. No tardé más de un año, creo, en enviarle un CD con mi versión de Aida preferida, la dirigida por Muti. Confío en que no haya empleado tiempo sólo en las famosas trompetas sino en la obra completa, pues Aida es una ópera riquísima, fascinante, en la que la Marcha triunfal es un elemento más de esta genialidad verdiana.

De 59.00 a 1.10.35

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