domingo, 7 de julio de 2013

Il Trovatore (IV). Los gitanos van por el monte. Azucenas

Acto II

Evidentemente ya no estamos en el palacio del Conde, la escena cambia por completo desarrolándose en los montes de Vizcaya.

Los gitanos se entretienen cantando y deambulando de acá para allá con sus aperos. Verdi juega con los colores: el metal de los yunques suena con fuerza en este coro de gitanos, quizá lo más popular de esta obra maestra aunque sin duda no es lo mejor (suele pasar). Chi del gitano i giorni abella? La zingarella!




Llega la que faltaba, Azucena. Uno de los personajes para mezzosopranos más relevantes de toda la producción verdiana, a la vez que más sufridos por la resistencia vocal que se requiere. Azucena no es un personaje malvado; simplemente trata de cumplir lo que su madre le ordenó, que la vengara matando al hijo del Conde que le hizo quemar. Para ello raptó a su hijo y por un pequeño despiste pasó lo que pasó. 

Vuelven los colores verdianos con todo su esplendor. Tono menor, nocturno, para esta pequeña aria de Azucena, mezclado con el fuego de la hoguera, donde vio quemar a su madre. Azucena recuerda su fatídica y trágica historia con esos vibrattos acusados y temperamento a flor de piel. Le inunda la rabia y el ansia de venganza. Fijaos que al final del aria no hace la típica cadencia barroquizada, con coloratura, que le toca a Leonora, sino que termina más sobriamente. Azucena no está para trinitos y agudos.

Le tengo cariño a esta escena porque es la que aparece en la película de los Marx Una noche en la ópera, mientras Harpo se disfraza de Gitana y empieza como siempre a hacer tonterías.



Fedora Barbieri, probablemente la mejor Azucena del XX, por timbre, carácter, desarrollo del personaje y su excepcional entrega. casi siempre era la compañera de la Callas allá por los 50.

Giulietta Simionato. Otra de las grandes de los 50 por su voz poderosa con ese centro de tantos quilates.


Fiorenza Cossotto. De los 60 y 70, se le identifica también con Azucena. Puede que mi favorita porque la noto más elegante que las anteriores.




Dolora Zajic, a la que tuve el lujo de ver en el Met hace 2 años. Pasa los 60 pero sigue estando en plena forma. Conserva unos agudos que pueden derribar murallas.


Marilyn Horne. Esta excelente mezzo estadounidense, la Sra Trompeta, siempre se ha especializado en Barroco, Rossini y Donizetti, por lo que en principio estaría fuera de estilo. Asombrosamente canta una Azucena de altura, en las antípodas de lo habitual, mucho más refinada y medida.


Elena Obraztsova

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